El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
Mejoramiento, excelencia académica y fin de la selección 175 Mejora de las condiciones salariales y de jornada Uno de los cambios más significativos fue la mejora de las condiciones salariales y de contratación para los profesores incluidos en el programa. Esta, al igual que otras medi- das, fue tomada por el sostenedor, y consistió más específicamente en la entrega de un incentivo económico mensual –la comunidad lo llamó «bono bicentenario» – de alrede- dor de $230.000 pesos a cada profesor y en la asignación del 40% de las horas de la jor- nada semanal para trabajo no lectivo (planificación, reuniones de departamento y eva- luación, entre otros). Como resultado, durante los primeros años de implementación del programa había dos grupos de docentes: los que estaban bajo modalidad bicentenario, con salarios más altos y menos horas en aula, y los que permanecían con la modalidad anterior, sin mejora salarial y con la misma distribución de horas de siempre (alrededor de 75% de horas en aula). Esta diferencia, como era de esperar, generó molestia en los docentes antiguos que no se vieron beneficiados. Para ellos, la medida no reconocía el trabajo de años, producto del cual el liceo había llegado a cumplir las condiciones de excelencia que le permitían ahora ser un liceo bicentenario. «Significó mucho malestar en todos los profesores, gente nueva que venía entrando recién, ganaba un bono especial, y la gente antigua que dio espacio para que fuera bicentenario no recibió nada. Los que entraron ahora último empezaron con un sesenta cuarenta, entonces (…) tenían mucha más libertad para poder planificar sus clases, no así los otros, que tenían lo que correspondía no más» (informante externo). «… para mí el bicentenario, digamos, como proyecto, no nos incluyó a nosotros los viejos puesto que el prestigio es de todos, el prestigio era de nosotros, no de ellos que venían recién llegados… sin desmerecer a nadie porque son todos chiquillos jóvenes todo, traen nuevas tecnologías, pero a nosotros no se nos incluyó para nada, se nos ignoró» (taller histórico). En consecuencia, se generó una cierta división en el profesorado, a la que también contribuyeron otras decisiones, como la asignación de espacios físicos diferentes para los docentes nuevos y para los antiguos. Si bien los profesores se fueron integrando a este sistema a medida que el programa iba ascendiendo de nivel –de hecho, hoy todos gozan de la misma condición–, de acuerdo a algunos entrevistados esta división permanece hasta hoy, aunque con menor intensidad. A pesar de estos resquemores y divisiones, los profesores reconocen que el incentivo económico es relevante en sus remuneraciones, y que los deja en mejor posición que los docentes de otras escuelas y liceos de la comuna. En la práctica, de acuerdo al relato de los profesores y directivos, parte del tiempo destinado al trabajo no lectivo se dedica a las reuniones de departamento, atención de apoderados, planificación y evaluación, entre otros. Los docentes señalan que aunque esta distribución del tiempo es un avance y que están conscientes de que en el resto de los liceos de la comuna no existen tales condiciones, el tiempo se hace insuficiente para todo el trabajo que se requiere, considerando el proyecto pedagógico del liceo y las
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