El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

Mejoramiento, excelencia académica y fin de la selección 171 Los exalumnos declaran que este fenómeno no es circunstancial a una generación en particular, sino que se mantiene en el tiempo y es obra neta de generaciones de estudian- tes del liceo, que han construido una cultura política que forma y produce líderes a nivel local. Esta cultura se reproduce en los espacios que tienen los jóvenes dentro del liceo para participar en política, interesándose y motivando a otros, participando en reuniones semanales para discutir tanto temas internos como externos. Pese a esta cultura política, 2016 fue el primer año en que se presentó una única lista para presidir el Centro de Alumnos. Esto sería fruto de un desgaste producido por las tensiones experimentadas a partir de una toma del establecimiento que produjo quiebres a nivel de relaciones y que habría deteriorado la confianza en los espacios de participación estudiantil. Otras opiniones emitidas por los estudiantes sobre este hecho están asociadas al cambio en la composición del estudiantado, que se habría producido con el fin de la selección académica. De acuerdo a esta línea interpretativa, los nuevos estudiantes se mostrarían menos interesados en cuestiones políticas y más apáticos frente a los espacios de participación. Los adultos, en general, tienden a invalidar las expresiones políticas de los alumnos. De este modo, profesores y directivos se muestran críticos frente a las movilizaciones, aduciendo a la pérdida de clases regulares que traen consigo. Las demandas estudiantiles tampoco son bien vistas, debido a que cuando no tienen que ver con aspectos domésti- cos del liceo –calidad de baños, salas, entre otros–, serían importadas desde las organiza- ciones estudiantiles santiaguinas. «Sí, hay una cosa histórica, o sea, dentro de los diez años, este liceo se ha caracterizado por ir tirado con onda para los paros y para las tomas, normalmente se pierden uno o dos meses de clases; o son los alumnos o son los profesores, y lógicamente lo que sacan es la nada misma (…), eso es un aspecto negativo del liceo» (director). «No, nosotros nos movilizamos por la dignidad del profesorado aparte de cosas totalmente distintas a los alumnos, cuando los alumnos van a pedir por asuntos, a veces cosas muy par- ticulares (…) últimamente está de moda tomarse los colegios, por cosas muy domésticas, si hay un problema de baños que las duchas no estaban bien arregladas entonces se toman el liceo para exigir cosas como esas» (profesor). Para los estudiantes, esta invalidación es sentida como una «sobrevaloración de lo académico» que iría en desmedro de otras áreas –sobre todo de sus demandas políticas– , tal como queda de manifiesto en la siguiente conversación: «- No diría como que es autoritario, pero es limitada. -Como que se abstienen.

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