El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
¿Qué explica el mejoramiento escolar observado en los liceos chilenos? 135 como prevención del consumo de drogas y consecuencias negativas asociadas al abuso, y no como una problemática compleja que muestre a los jóvenes distintas aproximaciones a este mundo, desde lo biológico, filosófico, terapéutico y recreacional. Lo mismo ocurre con la sexualidad adolescente, que por lo general es abordada de manera binaria y asocia- da al género, y antes que todo como un problema para prevenir el embarazo adolescente, dejando de lado miradas más integrales que contemplen lo biológico, afectivo y de salud. Esta aproximación restrictiva de los liceos limita las posibilidades de aprender abierta- mente sobre tales temáticas a la vez que el tradicionalismo y hasta moralidad con que se enfrenta dificulta la conexión con las vivencias y experiencias de los propios jóvenes. En los extremos, uno de los liceos estudiados desarrolla un programa de educación sexual basado en la abstinencia, mientras una inspectora de otro liceo expresaba abiertamente su rechazo –casi homofóbico– por las parejas lesbianas. Más allá del currículum obligatorio, los talleres son por excelencia el modo en que los liceos canalizan los gustos e intereses de sus estudiantes. En general, todos los esta- blecimientos de la muestra contemplan una amplia batería de talleres que abordan dife- rentes áreas (algunos dentro de la jornada escolar, aunque la gran mayoría fuera de ella), desde las deportivas, artísticas, culturales a otras que refuerzan lo académico. Durante la década, la importancia que los liceos le han dado a los talleres y todas sus extensiones tales como encuentros y competencias interescolares, ha sido creciente. En algunos de estos liceos, los talleres tienen un doble componente participativo, pues son los mismos estudiantes los que participan en la definición de la oferta, comúnmente expresando sus preferencias a través de encuestas. En otros liceos, además, los estudiantes han podido directamente proponer algunas actividades, como es el caso del Liceo Bicentenario de los Ángeles, donde como parte de las demandas que los jóvenes levantaron durante las movilizaciones de los últimos años, consiguieron reformar los tradicionales talleres JEC destinados a más horas de asignaturas basales, reemplazándolos por un taller de tela, otro de mosaico y otro de formación ciudadana. En el Liceo San Nicolás, por su parte, varios de los más de 70 talleres que se ofrecen, en particular aquellos más novedosos o afines a los intereses de los jóvenes, como los de slackline, cosplay o skate, han surgido de la organización y petición de grupos de estudiantes interesados al equipo directivo, quien ha mostrado gran receptividad a tales iniciativas; incluso, en ocasiones, ante la falta de profesores y monitores en la comuna, que puedan dictar los talleres propuestos por los jóvenes, han sido dictados por ellos mismos. Ahora bien, dado que la gran mayoría de los liceos ofrece estos talleres fuera de la jornada obligatoria y que la exigencia académica que implica estudiar en estos estableci- mientos es grande, para algunos estudiantes resulta difícil conciliar el tiempo de estudio y el dedicado a otras actividades extracurriculares. Sobre todo en los liceos de orientación más academicista y de alto desempeño, los estudiantes con más dificultades para cumplir en lo académico y más bajo desempeño son quienes enfrentan mayores obstáculos para dedicarse a alguna otra actividad, pues hay que considerar que varios de estos liceos han
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