El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

134 Cristian Bellei, Mariana Contreras, Nicole Bustos, Loreto De La Fuente, Rocío Díaz, Juan Pablo Valenzuela, Xavier Vanni su formación y otras como el uso obligatorio de delantal, no se adecuaría a la etapa en que se encuentran, pues no les diferencia de niños de básica que utilizan delantal para proteger sus uniformes. La excepción a la resistencia sobre las restricciones estéticas son los alumnos de liceos TP, quienes comprenden estas normas en tanto cumplen una clara función: prepararlos para el futuro laboral. Todas estas exigencias se justifican en los liceos técnicos, pues se- rán parte de las exigencias que tendrán los jóvenes en el mercado de trabajo, donde igual- mente deberán cumplir con una serie de normas en torno a la presentación personal o serán simplemente uniformados. En otros liceos, se suman justificaciones más inmedia- tas y prácticas, por ejemplo, aquellos que ofrecen especialidades ligadas a la gastronomía exigen a sus estudiantes un cierto corte de pelo, cuidado de manos y uñas, e inclusive prohíben el uso de tatuajes, ya que la higiene es un factor fundamental en lo que hacen. En algunos casos, la presentación estética genuina de los jóvenes es circunscrita a un par de días al año en que se les permite ir con ropas de calle o relajar el uniforme. Así vestirse de joven dentro de los liceos sería más bien excepcional. Cabe recordar que la tendencia en el mundo es que los jóvenes de secundaria asistan a clases sin uniformes. Otro pequeño espacio de permisividad, quizás el más importante en esta materia, es que en algunos liceos, como el Minero América, los jóvenes puedan programar música durante los recreos, y de esta manera puede aflorar la expresión de sus gustos asociados a diferentes grupos urbanos como los traperos y los k-pop, entre muchos otros. Por otro lado, expresiones de diversidad, como son las asociadas al género o a la orientación sexual, son resentidas con mayor énfasis que las expresiones estéticas. Los adultos dentro de los liceos estudiados no saben bien cómo abordar la homosexualidad, menos las problemáticas de identidad de género. La brecha generacional y la falta de formación que tienen al respecto los lleva a tener actitudes muy reticentes a aceptar a los jóvenes en un espectro amplio de diversidad. Quizás la única diversidad reconocida, valorada y fomentada por algunos de estos liceos, sea la relativa al origen socioeconómico de sus estudiantes. En esto los liceos de pequeñas comunidades que reciben a todos los estudiantes de una misma comuna o territorio, son orgullosos de acoger y permitir en sus aulas el encuentro de jóvenes de diferentes clases sociales, algo excepcional dentro del sistema escolar chileno. En definitiva, los estudiantes en sus dimensiones juveniles e identitarias son rele- gados del espacio escolar. Dentro de los liceos no se les permite ser jóvenes, sino solo alumnos. Los mecanismos que tienen los establecimientos para abordar los intereses propios de la juventud son en general bastante reducidos. Si bien, se reconocen esfuerzos por parte de los liceos para incorporar temáticas tales como el uso y consumo de drogas y alcohol, la sexualidad y las relaciones de parejas, entre otras., por lo general, estas son abordadas mediante enfoques muy tradicionales y preventivo/punitivo, antes que comprensivo de tales fenómenos y formativo. Así, es común que, por ejemplo, las drogas se tematicen

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