El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

¿Qué explica el mejoramiento escolar observado en los liceos chilenos? 133 los espacios en que los alumnos quedan sin adultos y alargaron los recreos para que los estudiantes reduzcan sus niveles de estrés. En el Bright College, se han introducido ac- tividades en los recreos, como clases de baile y gimnasia. En la misma línea, los liceos coinciden en reconocer los talleres extracurriculares como un aporte a la convivencia, en tanto permiten que los alumnos se conozcan entre sí y se mantengan ocupados fuera de la jornada escolar. Ahora bien, aunque en estos liceos se observan grandes avances por gestionar la disciplina y la convivencia con enfoque de derechos y de manera que no resulte direc- tamente excluyente para los alumnos que presentan mayores problemas, aun se observa que la mayoría de los liceos, ante casos graves de transgresión de los reglamentos y tras algunas etapas de reparación con los estudiantes implicados, optan por la expulsión en caso de no evidenciar cambios conductuales. Solo los liceos Pablo Neruda y Hualañé bajo ninguna circunstancia llegan a cancelar la matrícula de sus alumnos. Por otro lado, si bien las sanciones formativas se han ido extendiendo, las medidas de castigo sin mayor sustrato pedagógico aún son comunes. Finalmente, si bien estos liceos se muestran abier- tos al diálogo con los jóvenes, pareciera que en materia de definiciones de reglamentos y manuales de lo que es aceptable y no, la voz de los estudiantes es relegada a un segundo plano. Por ejemplo, en todos los liceos son comunes los conflictos con los jóvenes por faltas de cumplimiento en el uso del uniforme o la regulación de la apariencia física asociada a estéticas juveniles, pues para muchos jóvenes tales exigencias, a diferencia de aquellas que norman las relaciones de respeto entre pares, carecerían de sentido. 3. Bajo reconocimiento de las culturas juveniles y de la participación estudiantil El liceo ha sido tradicionalmente en Chile un lugar con escasa apertura a la mani- festación de las culturas juveniles. En general, la crítica que han realizado los jóvenes es que se trata de un espacio que se aleja de sus intereses y gustos, que limita sus expresiones personales y que además no logra incorporar sus vivencias a fin de movilizar sus ener- gías y emociones e involucrarlos como sujetos activos del aprendizaje (Cornejo, 2009). Nuestros hallazgos confirman que en general, los liceos estudiados tienen dificultades para aceptar las distintas expresiones juveniles dentro del espacio escolar. Uno de los ámbitos de menor aceptación y que mayor rechazo y conflicto causa entre los jóvenes, es el de la presentación personal. Adaptaciones del vestuario escolar normado y estipulado en reglamentos internos, el reemplazo de algunas prendas por otras de gusto de los jóvenes, (el caso más típico es el cambio de zapatos por zapatillas), el uso de accesorios como aros, piercings o colgantes y las formas de usar el pelo. Todas ellas facilitan la definición y construcción de gustos e identidades y son parte de un entramado de comunicación y sociabilidad juvenil. En general, vimos en los liceos muy poca tolerancia frente a estas manifestaciones y un alto afán por normar y uniformar la apariencia física de sus estudiantes. Los jóvenes, por su parte, tienen una alta resistencia a aceptar tales normativas, muchas de las cuales carecerían según ellos, de sentido para

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