El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
130 Cristian Bellei, Mariana Contreras, Nicole Bustos, Loreto De La Fuente, Rocío Díaz, Juan Pablo Valenzuela, Xavier Vanni Los alumnos, especialmente los de liceos de bajo nivel socio-económico, también perciben la preocupación y cuidado de sus establecimientos al verlos como espacios seguros, con buena infraestructura y mantención, cuyo funcionamiento es regular y no se producen alteraciones en la jornada por ausencia de profesores u otros imprevistos, situaciones que son todas muy comunes en establecimientos de sus entornos. Además, valoran que sus liceos sean espacios normados, aun cuando ello implique el seguimiento de manuales estrictos de convivencia y conducta. Del mismo modo, así como valoran que se les escuche y acoja en el plano emocional, es muy común que los jóvenes asocien positivamente las exigencias académicas de sus profesores y las altas expectativas que ellos tienen sobre lo que pueden lograr, con el cuidado y protección. 2. Gestión de la convivencia y disciplina Una adecuada gestión de la convivencia está en la base de procesos de mejoramiento internos, en tanto favorece el bienestar de la comunidad, el clima de aprendizaje y las po- sibilidades de colaboración entre pares. En el contexto nacional, la exitosa gestión de la convivencia y la disciplina de los liceos es además crucial para lograr una buena imagen pública y mantenerse atractivo en el mercado escolar. Por el contrario, un mal manejo de este aspecto puede hundir el prestigio local de un establecimiento, su demanda por matrícula y sus resultados. Dependiendo de su contexto urbano o rural, el tipo de alumno y nivel de desem- peño al inicio de la década, los liceos han debido enfrentar más o menos problemas de convivencia y disciplina. Así, los liceos HC emblemáticos que iniciaron la década con desempeños académicos altos y los de pequeñas comunidades, en general, no han enfrentado mayores conflictos de convivencia o disciplina. En los primeros, ello se expli- caría por la fuerte orientación académica de los estudiantes, que derivaría en una mayor autorregulación personal, y en el caso de los segundos, las características atribuidas a los jóvenes que resultan una extensión de las atribuidas a las comunidades rurales, como ser calmados, respetuosos y colaborativos, explicarían la menor prevalencia de problemas. En cambio, entre quienes vienen de niveles de desempeño bajo o atienden a alumnos de bajo nivel socioeconómico, como los liceos Pablo Neruda, Fenner y algunos de las zonas metropolitanas populares, estos asuntos fueron críticos y parte de sus procesos de mejora involucraron fuertes estrategias de normalización de las prácticas de docentes y directivos, y de la conducta y disciplina de los estudiantes. En efecto, en varios liceos fenómenos como acoso escolar, violencia y agresiones entre pares, consumo de alcohol y drogas, e infracción de los límites impuestos en los reglamentos, han estado presentes en los últimos diez años y en gran medida se han logrado solucionar. De este modo, en la mayoría de los liceos la gestión de la disciplina y convivencia no se presentan hoy como aspectos problemáticos, sino al contrario, estudiantes y adultos coinciden en caracterizar las relaciones dentro de sus establecimientos como cercanas, amables y respetuosas.
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