El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
122 Cristian Bellei, Mariana Contreras, Nicole Bustos, Loreto De La Fuente, Rocío Díaz, Juan Pablo Valenzuela, Xavier Vanni solo en 5 de los 12 liceos no fueron utilizados en los últimos diez años. Ellos son liceos TP y de pequeñas comunidades. La selectividad de ingreso fue una práctica tradicional en los liceos emblemáticos de regiones como el Valentín Letelier o el Liceo de Los Ángeles, pero también en otros que gozaban de alto prestigio en sus comunidades como el Liceo Minero América y el Liceo Histórico. Los procesos de admisión exigían entre otros, promedios de notas y rendición de exámenes. Sin embargo, desde 2014 el nuevo gobierno promovió reducir los procesos selectivos y desde el 2016, la ley de inclusión los restringió ampliamente, tensionando el cumplimiento de resultados de liceos de alto rendimiento habituados a trabajar con un perfil de estudiantes más motivados y orientados hacia lo académico. Nótese que la política pública no ha sido consistente al respecto, puesto que el programa Bicentenario buscaba reforzar la selectividad de los liceos participantes, poniendo requisitos, realizan- do pruebas y exámenes de admisión a sus estudiantes, componente que fue abiertamente rechazado por el Liceo San Nicolás, único en su comunidad, que históricamente ha reci- bido a todos los alumnos de la comuna y territorios aledaños sin distinción. Por otro lado, entre las formas de selección durante el proceso escolar se observa la reducción de vacantes para secundaria, la reducción progresiva de vacantes de media según se avanza de grado y la orientación de alumnos de menor rendimiento a liceos de menor exigencia. A todas ellas les hemos denominado estrategias piramidales. En uno de los establecimientos de zonas metropolitanas populares, pasan de tres cursos en ense- ñanza básica a solo uno en enseñanza media, otro liceo inicia la media con cuatro cursos y termina con solo dos, mientras que un tercero explícitamente sugiere a sus alumnos de menor rendimiento y motivación cambiarse a fines de segundo medio a liceos técnicos aledaños. Ciertamente, un incremento del desempeño basado sólo en aplicar prácticas selecti- vas no lo podemos considerar «mejoramiento escolar». No creemos que sea el caso de los liceos estudiados. En efecto, excluyendo la selectividad de ingreso o durante el proceso, las prácticas de gestión de la heterogeneidad han sido claras colaboradoras en los proce- sos de mejora de estos liceos. A nivel de gestión pedagógica la práctica más extendida para abordar la heterogenei- dad de los estudiantes es la agrupación de alumnos por rendimiento. Esta se presenta de manera tradicional y rígida, como agrupación permanente por curso según desempeño, o flexible donde los estudiantes pueden cambiar de nivel, y por asignaturas. El caso de San Nicolás ilustra bien esta última modalidad. Allí, según un diagnóstico inicial de cada materia, los estudiantes son asignados a una de las tres o cuatro agrupaciones que existen por cada asignatura. Cada grupo corresponde a un nivel de exigencia diferente y, aunque todos cubren los objetivos curriculares establecidos, los grupos más avanzados alcan- zan mayores niveles de profundización. Los estudiantes constantemente son evaluados y según su nivel de logro y sus propios intereses pueden cambiar de un nivel a otro o permanecer en el mismo. Otro tipo de agrupación flexible, pero esta vez focalizada en
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