Independencia, autonomía, asistencia y apoyos en la atención en residencia de personas con discapacidad. Sistematización de literatura

32 entre acciones que buscan asegurar estar en el presente, rehuir del presente o descansar del presente, entendiendo que están en un marco de constante presión por autodeterminación. Asimismo, es importante que los profesionales puedan capacitarse en distintos tipos de apoyos que enmarcan el proceso de la autodeterminación, el cual se considera variable y no unívoco, de manera que en la relación con los residentes se pueda identificar qué apoyo específico, ya sea emocional, informacional o práctico, trabajar y en qué características del contexto han de estar influyendo en este proceso (Vaucher et al., 2021). Estos procesos de capacitación obtienen buena recepción en tanto los contenidos teóricos se aplican en actividades de la vida cotidiana, y actividades de role playing para asimilar lo aprendido (Wong and Wong, 2008) Respecto al trabajo de los equipos profesionales, Salmon et al. (2014) evidencia que si bien no hay que desconocer aquellos aspectos externos que influencian su servicio y atención, existen experiencias aprehendidas que pueden complejizar los procesos de cambios y de traspaso en servicios. Esto sugiere que equipos profesionales puedan tener capacitaciones y orientaciones teóricas en cómo manejar procesos de cambios, de modo de obtener herramientas para asimilar éstos. A su vez, es importante otorgar espacios para compartir experiencias entre los profesionales de apoyo, de modo que puedan intercambiar sus aproximaciones prácticas pero también sus desafíos emocionales involucrados (Salmon et al., 2014). Dentro de los modelos de servicios, Graham et al. (2013) evaluó la incorporación de un Apoyo Activo (Active Support), consistente en un modelo de asistir con foco centrado en la persona, definiendo tareas diarias y actividades significativas, complementadas por capacitaciones graduales. Se plantea que este tipo de modelo es valorado positivamente en tanto genera prácticas que les son satisfactorias para los residentes, y promueve un entendimiento de los riesgos como parte importante de un proceso de empoderamiento. De esa manera se busca cambiar la postura de aversión hacia el riesgo a una en donde se está consciente de éstos (Graham et al., 2013). Por su parte, Hawkins et al. (2011) reconoce la existente dualidad de los profesionales entre promover independencia y gestionar los riesgos, pero advierte que se pueden dar casos en donde el staff tome posiciones más inclinadas hacia una u otra aproximación, lo cual apunta a la necesidad de orientar en cómo gestionar el riesgo en el marco de una visión personalizada y flexible. En esa misma línea, los procesos para promover la toma de decisiones de los residentes suele estar sujeta al nivel de riesgos que ésta puede llevar consigo, para lo cual es importante que desde los agentes institucionales se pueda trabajar en una posición comprehensiva de la idea de la dignidad del riesgo. Lo anterior plantea entender que en el centro de la ecuación está el residente como aquel que toma la decisión, que la vida diaria involucra tomar riesgos constantemente, que en el proceso de la toma de decisiones es el control de éstas lo fundamental, y que no hay un formato preestablecido, sino que son un cúmulo de experiencias que van evolucionando.

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