Voces de la salud rural: una reflexión antropológica acerca de los itinerarios terapéuticos de trabajadoras y trabajadores campesinos de Chimbarongo y Chépica

Cuando llegué a Rancagua no me dieron tratamiento, la doctora que me hacía exámenes me decía ‘ no, estás bien ’, y después me tomó otra doctora, otra broncopulmonar y ahí me dijo que no podía llevar un año sin un tratamiento, y yo pregunté si estaba muy mal la cosa, y sí me dijo, ‘ está mala ’, y de ahí tuve que ir tres días seguidos, fui día viernes, día lunes, día martes, porque ella empezó a moverse para que me atendiera la reumatóloga y empezar con un tratamiento, yo pensé que me iba a morir cuando me dijo que estaba mala la cosa porque cómo me citó tan seguido, tres días seguidos (...) y a parte que Rancagua siempre hay doctores que están haciendo la práctica y yo le pregunté a uno y le dije ‘ ¿está muy mal el panorama? ’ y me dijo ‘ sí, con esta enfermedad está muy malo ’. Y yo le dije a ella ‘ al final ustedes nos enferman a uno ’, porque yo le pregunté a los muchachos que estaban con usted y me dijo que la cosa estaba muy mala, ‘ no ’ me dijo, ‘ esta enfermedad hay que tratarla, porque si no se trata …’ y ahí me empezó a explicar. (Mujer, 41 años) Además de la deficiencia para comunicar los diagnósticos, es relevante mencionar la incongruencia que existe entre una médica y otra, lo cual abre posibilidades al error del personal médico y desmitificar la objetividad con la que cuentan. Si bien estos son preparados profesionalmente para interpretar signos y síntomas con el propósito de diagnosticar e intervenir en la salud de las personas real y objetivamente, existen distintas interpretaciones que puede tener cada profesional. En esta cita es evidente que ambas médicas estaban frente a los mismos exámenes y tenían opiniones distintas con respecto a cómo actuar, una decía que todo estaba bien y no le dio a seguir un tratamiento, mientras que la otra le dijo que eso no podía ser posible y le ordenó un tratamiento inmediato. Esta evidencia ayuda a romper al intachable MMH, pues se devela la autoría que tiene el personal médico en los diagnósticos, dejando entre ver el cuestionamiento de la existencia de la objetividad fantasmal de la enfermedad, y derribando el discurso de la ciencia médica como una ciencia de las “ cosas reales y objetivas ”. Con esto, se podría abrir paso a que las personas enfermas atendidas cuestionen la hegemonía que el sistema biomédico tiene sobre sus cuerpos, y que pueda existir un mayor involucramiento en sus tratamientos, existiendo una autorreflexión sobre los fenómenos multifactoriales, contextuales y cambiantes que les afectan (Valencia, 2011). 81 Voces de la Salud Rural: Una reflexión antropológica acerca de los itinerarios terapéuticos de trabajadoras y trabajadores campesinos de Chimbarongo y Chépica

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