Voces de la salud rural: una reflexión antropológica acerca de los itinerarios terapéuticos de trabajadoras y trabajadores campesinos de Chimbarongo y Chépica
Yo hace tiempo tenía como una alergia en los pies, me dieron pa ’ que comprara remedios, los compré. Después fui a ver un especialista, 45 lucas por mirarme, y lo que tenía creo yo era lo que me había dado el otro doctor primero (...) y él me dio una pila de crema y una pila de cuestiones, y el que me vio primero me dio pa ’ que tomara pa ’ la circulación de la sangre, me dijo que era eso. El otro doctor me dijo que eso no servía, que lo botara, y esa era la ideal para mí, fui y las compré nuevamente, y por el momento estoy tomándomelas y me le pasa (...) anduve gastando plata y ¿pa ’ qué? . (Hombre, 79 años) Para esclarecer la secuencia de esta cita, se puede comentar que el entrevistado tenía una afección en los pies y fue a consultar al sistema público, allí le dieron unos medicamentos para mejorar su circulación. Luego, asistió con un especialista de un centro privado, quien le recetó unas cremas y le indicó que debía desechar el tratamiento anterior, ya que el adecuado para él eran cremas y no las pastillas. Sin embargo, nota que este tratamiento no fue efectivo y decide retomar el tratamiento farmacológico, volviendo a comprar los medicamentos que había botado; este cambio y contradicción de tratamiento le hizo perder dinero y tiempo. En este relato se pueden observar las secuelas del MMH, puesto que lo que dice el personal médico “ es ley ” para las personas, por lo que si dicen que deben deshacerse de un tratamiento, así será. También, podemos ver que hay una negación de la autoría en los diagnósticos, pues en el modelo biomédico, estos no dicen “ creo que es esto ” después de evaluar a pacientes, sino que dicen “ es esto ”. O sea que, el diagnóstico se convierte en un supuesto verdadero y natural, en donde no cabe el cuestionamiento de las personas atendidas (Taussig, 1995). Ahora bien, estas formas de actuar no son decisiones propias del personal de salud, sino que se enmarcan en un modelo donde fueron formados con ciertos patrones de conducta y se espera que los reproduzcan, proyectando objetividad y racionalidad (Menéndez, 2016). Para ahondar en esta idea, tenemos el caso la mujer de 41 años que padece esclerodermia: 80 Experiencias, Percepciones y Prácticas Sobre los Procesos de Salud, Enfermedad y Atención a Partir de Itinerarios Terapéuticos de Temporeros y Temporeras de la Comuna de Chépica tratando el caso. En la siguiente cita se narra que un profesional de la salud hizo botar un tratamiento anterior prescrito por otro:
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