Voces de la salud rural: una reflexión antropológica acerca de los itinerarios terapéuticos de trabajadoras y trabajadores campesinos de Chimbarongo y Chépica

una vez que el sistema tiene cubierto ese piso de bienestar para la población, pareciera que el sistema de salud de Chépica no da abasto para cubrir otras enfermedades que se escapan de las crónicas: “ para crónicos a uno le tienen que dar sí o sí cada 3 - 4 meses los remedios, exámenes y el doctor, pero si uno tiene otro problema es muy difícil (...) mejor ni siquiera ir ” (Mujer, 57 años). En esta cita se puede visualizar que existe una distinción entre asistir a los controles de las enfermedades crónicas y asistir por otras dolencias. Esta usuaria del servicio de salud ha experimentado las dos situaciones y prefiere no ir a consultar por otras dolencias porque los tiempos de espera son muy altos, lo cual se asocia al tiempo necesario para realizar un diagnóstico. Esto también se puede relacionar con la escasa diversidad de exámenes y personal médico que posee Chépica, y que obliga a las personas a movilizarse hacia otros lugares para acceder a atención médica. De esta manera, se realiza una “ ruta ” por distintos centros médicos; si bien el hospital de base para atender las complejidades se ubica en Santa Cruz, las personas transitan entre San Fernando, Rancagua, e incluso Santiago: “ Me dijeron que tenía esa enfermedad, y ahí altiro me fui pa ’ fuera, porque el doctor me asustó, dijo que era gravísimo tener esa enfermedad, y de ahí me fui a San Fernando, y de ahí me mandaban a Rancagua ” (Mujer, 58 años). En esta cita se asocia la variable de “ enfermedad gravísima ” con “ salir de Chépica inmediatamente ”, o sea que, la población sabe de antemano que sus necesidades no serán cubiertas. En otro caso, se comenta que: Habían días que tenía que llevar yo los exámenes del hospital a Santiago a una parte particular para que estuvieran más rápido (...) y ni siquiera en el hospital, ahí una enfermera me dijo: “ ahí tiene la carpeta, vaya y saque fotocopia y lo lleva a particular porque aquí no lo van a dejar y lo van a tener hospitalizado sin hacerle nada ”. (Mujer, 36 años) Esta situación es preocupante, ya que la paciente debe dirigirse a otra región para poder analizar los exámenes que tiene, lo que implica gastos de tiempo y dinero en movilización y mantención en Santiago. Se asocia que viajó hasta la capital porque existe una mayor diversificación y concentración de centros médicos, lo que visibiliza la centralización que existe en el sistema de salud chileno. Casos como este se repiten en las entrevistas realizadas, sobre todo en personas que presentan enfermedades poco comunes, como una mujer de 41 años que tiene esclerodermia y tuvo que movilizarse constantemente a centros privados de Santiago. 77 Voces de la Salud Rural: Una reflexión antropológica acerca de los itinerarios terapéuticos de trabajadoras y trabajadores campesinos de Chimbarongo y Chépica

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