Niños pintados: arte e historia
72 La hija del pintor no es el elemento más destacado en esta obra tal como señala su título pues el interior de la habitación resalta con el colorido de las alfombras, las flores, los muros, las cortinas y los vidrios de la puerta. Los múltiples detalles de los componentes incluidos, de los muebles y los adornos llaman más la atención del ob- servador que la niña vestida de blanco, de pie, con una mano en la cintura y la otra tomando la cerradura de la puerta. La crónica indica que el autor era muy preocu- pado de su presentación personal, con ropas de moda, coloridas, corbatas y adornos como eran los usos y cos- tumbres de la clase acomodada de fines del siglo XIX y comienzos del XX seguidores de los cánones franceses. También coleccionaba muchos objetos que daban a su taller un aire orientalista. Alfredo Valenzuela Puelma nació en 1856 en Val- paraíso por casualidad mientras sus padres estaban en vacaciones pues residían en Santiago. Sus datos biográ- ficos sobre trayectoria están descritos anteriormente en este libro. Ahora, destacaré la relación entre el artista y sus hijos que está colmada de particularidades y parado- jas como la vida misma del pintor. Con conocimientos rudimentarios e informales adquiridos en su breve y fra- casado intento por estudiar medicina y como empleado en una botica atendió en domicilio el parto de sus cinco hijos, a quienes además retrató en varias obras. En La Sorbona siguió cursos de anatomía para perfeccionar en sus dibujos los detalles, proporciones y dimensiones del cuerpo humano, conocimientos utilizados en el realismo otorgado a las figuras de sus cuadros. Realizó un retrato del sacerdote Rómulo Garrido tío de su mujer Carlina, y el “Retrato de Carlos Alfredo” su hijo, fue aceptado en el Salón de París de 1886, aunque había sido rechazado en un Concurso oficial en Santiago. En 1887 viajó por segunda vez a París sin la familia por razones económi- cas, dando comienzo de las desavenencias conyugales. En 1890 volvió a Santiago y tres años después migró nuevamente a Valparaíso su ciudad natal, con esposa e hijos contratado por el alcalde para ejercer como admi- nistrador del Teatro Municipal de La Victoria. En 1894 llevó a cabo el Salón de Pintura de Valparaíso con la cola- boración de su hijo en la boletería del evento y con apoyo logístico de Carlina. Al año siguiente fallece su hija Ana » “Interior con la hija del pintor” . Alfredo Valenzuela Puelma. Óleo sobre tela 126 x 69 cm. Casa Museo Santa Rosa de Apoquindo. Los múltiples detalles de los componentes incluidos, de los muebles y los adornos llaman más la atención del observador que la niña vestida de blanco, de pie, con una mano en la cintura y la otra tomando la cerradura de la puerta.
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