Niños pintados: arte e historia
54 En esta obra se pueden apreciar ele- mentos remanentes del naturalismo costumbrista evolucionando hacia rasgos del postimpresionismo. Es el retrato de un joven representado de frente, de medio cuerpo, que abraza con la derecha un canasto de mimbre con uvas blancas en que, al igual que en otros elementos del cuadro, se resaltan los contornos con tonos na- carados. Con la mano derecha apoyada so- bre la canasta, coge un grano de uva. El rostro del joven, bien iluminado por tonos claros brillantes, atrae la atención del espec- tador. Su cabello es cobrizo, sus rasgos están bien dibujados y la mirada expresiva de sus ojos trasmiten ansiedad. La blusa y el ambiente general trasuntan un ambiente de pobreza, que además se comple- menta con los escasos detalles del fondo oscuro, con gruesas pincela- das donde se ve una cortina o puerta café oscura a la derecha y un jarro de vidrio color humo; una taza de loza blanca, decorada en tonos azulosos y celestes, apoyada en su platillo, utensilios con reflejos luminosos que aparecen sobre un mueble color café. Los colores de la figura central con- trastan con el pobre cromatismo del fondo. Concordante con las obras de los artistas de la generación del 1913, pone énfasis en la persona y, más allá de representar la realidad, aspira a sugerir la interpretación y captar la sensibilidad e impactar al observador. El colorido a través de la aplicación de violetas, pardos, azules, verdes y gri- ses se conlleva con el estilo del pos- timpresionismo. Ezequiel Plaza Garay . Nació en 1892 en Santiago, y pertenecía a una familia modesta. A los 15 años ingre- só a la Academia de Bellas Artes, com- » “El niños de las uvas” . Ezequiel Plaza. Óleo sobre tela 63 x 56 cm. Pinacoteca Universidad de Concepción. El rostro del joven, bien iluminado por tonos claros brillantes, atrae la atención del espectador. Su cabello es cobrizo, sus rasgos están bien dibujados y la mirada expresiva de sus ojos transmiten ansiedad. alegres y livianas, con modificaciones personales a las técnicas del reconoci- do pintor valenciano. Las obras más conocidas son aquellas numerosas que incluyen niños en la playa donde resalta el colorido brillante, las luces del cielo y el mar, los reflejos sobre los cuerpos mojados de las figuras infan- tiles, destacando los azules ultramari- nos, blancos, lilas, rosas, morados y púrpuras, en contraste con las rocas y la arena. Desde el naturalismo de sus inicios, migra gracias a la incorpora- ción de la luz violenta, las superficies destacadas y los colores frescos, más cercanos al impresionismo. Sus temas además abordaron la maternidad, la infancia y animales, y se interpretan como sencillos y sin trascendencia. Muy productivo y de alta demanda en su época, a pesar de la repetición de sus temas. Recibió el Premio Nacio- nal de Arte en 1959. En la exposición de 1918 obtuvo primera medalla con una de sus típicas telas de playas y mar. Falleció en Santiago en 1964. Los contornos están bien delimitados y marcan los detalles del cuerpo y la vestimenta, predominando los colores amarillos y café, tanto en la figura del niño como en el fondo, donde se aprecia mayor variedad e inclusión de azules, violetas y anaranjados.
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