Niños pintados: arte e historia

31 Este cuadro de la segunda mitad del siglo XIX muestra como imagen central un niño ricamente ataviado con una túnica blanca con decoraciones, alas plateadas, una coro- na dorada sobre su cabeza mientras en sus manos juntas sostiene un ramo. Parece sentado en un trono adornado con una guirnalda semicircular, cortinas recogidas colga- das desde el techo forman una especie de baldaquín, figuras de una paloma blanca y peque- ños ángeles aparecen suspen- didos en la parte alta del sitial. Alrededor se cuentan hasta 16 figuras humanas retratadas en diferentes posiciones y actitudes. Hacia la derecha des- taca una mujer recostada en cama, la frente vendada, sus manos sobre el pecho, con expresión de tristeza y mími- ca de estar rezando y en primer plano una mujer de perfil sentada y vestida con ropajes sueltos y la cabeza envuelta. A los pies de la figura central un hombre toca la guitarra y parece cantar junto a otro hombre a su lado. Una mujer de frente sonríe, sostiene en sus manos envases que parece verter sobre un cuenco ubicado sobre una pequeña mesa para la preparación aparente de un brebaje, es observada por un hombre de semi perfil sentado con una pierna es- tirada sobre la banca y sostiene una botella. En el piso se observa un brasero. Hacia la izquierda se observa de frente un hombre elegantemente vestido, conversa y sostiene un vaso, parece interactuar con una mujer que mantiene una guitarra apoyada entre su cuerpo y el suelo. La habitación proyectada en perspectiva hacia el muro del fondo mues- tra el techo envigado, paredes amarillentas, una imagen religiosa de virgen con un niño en brazos y una ventana abier- ta que permite visualizar bos- quejos del paisaje rural. Los personajes y los elementos del conjunto están dibujados con exactitud y cuidado y los colo- res son distinguidos y agradables otorgando plasticidad y equilibrio en la aplicación del claroscuro más destacado en los primeros planos. Manuel AntonioCaroOlavarría . Nació en Valparaíso en 1835, estudió en los Padres Franceses donde precozmen- te reveló sus aficiones y dotes artísticas. En 1859 viajó a formarse en Francia durante siete años. Está incluido en- tre los primeros pintores nacionales que surgen antes de la creación de la Academia de Pintura en Chile. Sus temas costumbristas lo relacionan con Rugendas y Charton de Treville. Es un retratista destacado en el dibujo y en el ma- nejo del color, pero sus personajes no expresan emocio- » “El velorio del angelito” . Manuel Antonio Caro (1873). Embajada de Chile en Reino Unido, Londres. Manuel Antonio Caro Olavarría. Nació en Valparaíso en 1835, estudió en los Padres Franceses donde precozmente reveló sus aficiones y dotes artísticas.

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