Niños pintados: arte e historia
27 mino, fue nombrado director de la Escuela de Bellas Artes. Pedro Lira además hizo gala de sus habilidades docentes y humanísticas, con innovaciones didácticas y gran preo- cupación por sus alumnos quienes llegaron a considerarlo como un verdadero padre. Entre otras actividades, realiza- ba visitas a la Escuela de Medicina para estudiar los detalles anatómicos de la figura humana con la asesoría de un pro- fesor de esa disciplina. Vertió sus conocimientos y aportes al desarrollo del arte pictórico en numerosos artículos y ensayos de crítica artística en periódicos y revistas. Tradujo del italiano parte del texto clásico de Giorgio Vasari “Vida de Pintores, Escultores y Arquitectos del Renacimiento” y según otros datos también fue traductor del libro “La Fi- losofía del Arte” de Hippolyte Taine. Es autor del “Diccio- nario Biográfico de Pinto- res”, publicado en 1902, que contiene una antología de los más destacados artistas euro- peos y nacionales. Según sus propias declaraciones estos libros surgieron de la necesi- dad de contar con material de estudio, inexistente hasta en- tonces. Facilitó la creación libre y la visión personal de sus numerosos discípulos, posicionándolo como el iniciador de la renovación generacional de pintores de comienzos del siglo XX. Versátil en la temática, abarcó prácticamente todos los géneros con numerosos retratos, cuadros históricos, cos- tumbristas y paisajes que elaboró en diferentes estilos de acuerdo con las tendencias de la época y su evolución artís- tica sumando alrededor de 800 obras y ganando numero- sas medallas y premios. Multifacético pintor, escritor, traductor, uno de los 4 maestros de la pintura chilena, junto a Juan Francisco González, Alfredo Valenzuela Puelma y Alberto Valen- zuela Llanos, en la Exposición del Centenario expuso, por última vez, una selección de sus creaciones. Vivió durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, época en que ocurrieron notables cambios so- cioculturales en el mundo, en Chile, en el arte y, en par- ticular, en la pintura. Después de la Independencia de la corona española, Chile, a diferencia de sus países vecinos había progresado notoriamente constituyéndose en una nación atractiva con prestigio internacional merced a su estabilidad política y al desarrollo económico derivado de la actividad minera, comercial y agrícola y al progreso de las comunicaciones ferroviarias y telegráficas. A semejan- za de lo ocurrido en Europa en los años que siguieron a la Revolución Industrial, en Chile a fines del siglo XIX exis- tía un sistema capitalista establecido, con desarrollo de las industrias, crecimiento acelerado de las ciudades y un de- terioro en la calidad de vida, de las condiciones laborales, sanitarias y habitacionales de la clase obrera constituyendo la llamada “cuestión social” que daba cuenta de la pobreza y de las grandes diferencias con los grupos de la clase acomodada propietaria de los recursos. En el arte también se produjeron cambios en los estilos y en las temáticas y se abrieron nuevos espacios estéticos que primero llegaron a Chile con los artistas extranjeros pero que pronto se consolidaron con la primera generación de pintores y escul- tores nacionales, gracias a la percepción visionaria de Pedro Lira, otros intelectuales y algunos políticos. El cuadro “El niño enfermo” del maestro Pedro Lira fue rea- lizado en tiempos cuando el campo de la medicina infantil en Chile era compartido por la pediatría científica naciente y la medicina tradicional popular, heredada de la cultura de los pueblos originarios más los aportes de los colonizadores. En los Cuadernos de la Realidad Nacional de septiembre de 1971 la investigadora María Ester Grebe junto a la Dra. Da- nia Rajs y al alumno de medicina José Segura publicaron un estudio antropológico sobre cuatro tipos de “Enfermedades populares chilenas” que afectaban a niños y tenían como rasgo común el síndrome diarreico altamente prevalente en esa época. Mediante encuestas estructuradas obtuvieron da- tos de 46 adultos hospitalizados representativos de familias obreras de poblaciones periféricas marginales, sobre creen- cias populares tradicionales no científicas relacionadas con El cuadro “El niño enfermo” del maestro Pedro Lira fue realizado en tiempos cuando el campo de la medicina infantil en Chile era compartido por la pediatría científica naciente y la medicina tradicional popular, heredada de la cultura de los pueblos originarios más los aportes de los colonizadores.
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