Niños pintados: arte e historia
15 En el muro y en el piso los colores son opacos en contraste con el brillo y los colores llamativos de la figura del niño, los objetos sobre la mesa y el escudo familiar. Desde un análisis histórico, esta obra, junto a otras del autor, puede conside- rarse testimonial. El Mulato pintó por esos años un retrato de un niño acom- pañado de su padre y madonas con el niño Jesús. Monvoi- sin registra dos retratos de niños con sus abuelos y otros pintores representaron en sus obras santos cuando niños como San Francisco de Asís y Santa Rosa de Lima ya que los temas religiosos predominaban en ese periodo colonial. La trágica historia del niño retratado comienza en mi opi- nión, con su abuelo Tomás de Figueroa y Caravaca, mili- tar español que llegó desterrado a Chile en 1775. Según el Diccionario Histórico de Chile, su llegada se debió a que “fue condenado a muerte por haber matado a un ri- val amoroso en duelo, pero le fue conmutada la pena por el destierro a Valdivia, llegando a esta ciudad en marzo de 1775”. Los datos biográficos de Tomás de Figueroa, a veces imprecisos, dan cuenta de sus aventuras amoro- sas, duelos, juicios, prisiones, fugas disfrazado de fraile, misiones militares contra los huilliches, entre otros actos. Sin lugar a duda, el hecho que alcanzó mayor relevancia fue su participación y conducción en el famoso “Motín de Figueroa” acaecido el 1 de abril de 1811, capitaneando la revolución que intentaba restaurar el régimen colonial, registrado en la historia nacional como el primer intento de golpe de estado contra la Junta de Gobierno indepen- dentista recientemente formada. Luego de su derrota fue juzgado, sentenciado a muerte y fusilado al día siguiente del citado motín, y según los registros “Su cadáver tras el fusilamiento fue expuesto al público y enterrado en la fosa común. No se tiene constancia que su esposa Rosa Polo ni sus hijos Manuel Antonio y Gonzalo reclamaran su cuerpo. El 20 de febrero de 1815, cuatro años después y durante la Reconquista española, su cadáver fue enterrado con gran pompa en la catedral de Santiago”. Los registros históricos discordantes son un escenario propicio para el surgimien- to de leyendas y mitos en el colectivo involucrado. Tomás de Figueroa durante su destierro en Valdivia, en 1778 es- tuvo prisionero en el Torreón del Barro, hoy denominado Picarte. El cuerpo del delito que motivó esa condena es controvertido. Fernando Guarda en su texto “Historia de Valdivia” publicado en 1953, escribe que fue acusado de causar incendios en la plaza de Corral. Otra versión más romántica anota que el motivo de su prisión fue que se auto inculpó como ladrón cuando fue sorprendido con una dama de alta alcurnia; su amada posteriormente derramaba sus lágrimas al rio Calle-Calle. El mito señala que todos los 2 de abril fecha de la muerte de Figueroa aparece en forma misteriosa una rosa roja en la entrada del torreón. El niño José Raymundo era hijo de Manuel Antonio Fi- gueroa Polo quien fue teniente del Batallón Concepción en 1801 y estuvo incomunicado durante 45 días después del Motín encabezado por su padre y abuelo del niño. Du- rante el período de la Reconquista con la vuelta de Chile al dominio español, Manuel Antonio fue Regidor Perpetuo del Cabildo de Santiago en 1814. El gobernador Casimiro Marcó del Pont lo envió a la Corte de España como hombre de confianza con pliegos y documentos secretos confiden- ciales, en el Bergantín Águila en noviembre de 1816 y el militar falleció en alta mar en enero de 1817 probablemen- te aquejado de fiebre amarilla. Su pequeño hijo acompaña- ba a su padre en el viaje a España, y cuando fallece éste, el niño fue enviado a España, solo y prácticamente abando- nado murió poco después. Este hecho ha sido comentado a nivel internacional por autores defensores de la infancia señalando los conceptos predominantes hasta principios del siglo XIX cuando se prestaba poca atención a los niños quienes eran poco considerados, eran casi ignorados, muy De acuerdo con el estilo del autor, la obra está llena de múltiples detalles y objetos vistosos que dan información del rango social y familiar del niño. El niño José Raymundo era hijo de Manuel Antonio Figueroa Polo quien fue teniente del Batallón Concepción en 1801 y estuvo incomunicadodurante45días después delMotín encabezado por su padre y abuelo del niño.
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