Enfoques y estrategias de desarrollo profesional docente: reflexiones y aprendizajes de 25 años
Libro 5: Educar para la Ciudadanía (2019) 61 Este/a especialista, este/a docente experimentado/a en desarrollo profesional docente situado, no solo se inscribe en el concierto de las instituciones de educación superior. Con las reformas en marcha desde hace décadas se ha ido visibilizando y consolidando también una figura que tal vez siempre existió en las escuelas: el/la docente experto/a, el/ la par experimentado/a, el/la mentor/a informal o formal de docentes noveles, el/la “maestro/a de maestros/as” (para el caso de Chile, por ejemplo). Para Vaillant (2002) existen, junto a otras, dos figuras del/la formador/a de formadores/as que se distinguen de otras puesto que se desarrollan especialmente en el espacio escolar. Una de ellas se refiere a docentes experimentados/as que supervisan a colegas novatos/ as, junto con apoyar a otros/as docentes en los primeros pasos de la carrera profesional. A estos/as mentores/ as, formales o no, se suma otra figura que aparece en el contexto escolar y que juega roles como asesora de formación para sus pares mediante tareas de planificación, desarrollo y evaluación de la formación, y del desarrollo de capacidades profesionales de los/as docentes. Aqui podemos realizar otra afirmación: la figura del/la formador/a de forma- dores/as dentro del contexto escolar ha venido creciendo y probablemente lo hara todavia mas en los próximos anos, producto de la implementación de politicas públicas que promueven, como se vio en el apartado anterior, el trasla- dado del eje del desarrollo profesional docente al espacio escolar, privilegiando el aprendizaje profesional entre pares, mediante métodos basados en la inda- gación y la reflexión sistematica sobre la propia practica. Para este articulo, este fenómeno nuevo es esencial. La formación de formadores/as en ciudadania que aqui se aborda, precisamente se sostiene en esta figura emergente, en el que el rol de formador/a es jugado por un par que lidera y moviliza a sus colegas y companeros/ as de trabajo hacia la transformación de la escuela en un espacio en el que el ejercicio de la ciudadania no es un mero simulacro que ha de ensayarse para una vida futura. Ahora bien, especial atención ha de tener para la formación de formadores/as en la escuela, la identidad profesional de quienes ejerzan esta función. Este nuevo rol profesional en el contexto escolar provoca inevitablemente cambios en la identidad profesional de los sujetos que lo ejercen. Monereo (2010) entiende que la identidad profesional es “el conjunto de representaciones relacionadas con la docencia que un profesor tiene de si mismo, y que son bastante estables en el tiempo y bien delimitadas en cuanto a su contenido” (p. 157). Dichas representaciones pueden organizarse en tres dimensiones que permanentemente interactúan entre si (Monereo, 2010; Contreras, 2014): 1. Rol de la docencia: esta dimensión posee un fuerte componente institucional, tradicional y cultural. Se refiere a las funciones que el/la docente debe desempenar en su cotidianidad. Tutor/a, educador/a, especialista, investigador/a, expositor/a. 2. Ensenanza y aprendizaje: esta dimensión se refiere a [el] conjunto de creencias y concepciones que poseen los docentes sobre qué significa enseñar y aprender una materia, y especialmente qué significa enseñar y aprender ‘su’ materia. Se trata, pues, del conjunto de teorías y principios que de forma más o menos consciente explican (y autoexplican) las decisiones del profesor sobre c mo debe enseñar una determinada asignatura para que los alumnos la aprendan del mejor modo posible. Integra pues tanto el ‘qué’ debe enseñarse (conocimiento curricular) como el ‘d nde, cuándo y c mo’ debe hacerse (Monereo, 2010, p. 158). 3. Sentimientos asociados al ejercicio profesional: esta dimensión se refiere a las representaciones afectivas que se generan en y por la actuación profesional y personal del/la docente. Pueden tener un caracter positivo o bien negativo y se relacionan con los niveles de satisfacción- realización del/la profesor/a y por tanto con su autoconcepto. En este punto, y a falta de teoria y de estudios al respecto, es posible establecer una mirada hacia el mundo de los/as formadores de formadores/as en la educación universitaria inicial. A este respecto, Dinkelman, Margolis y Sikkenga (2016), al estudiar el proceso de transito de docentes de aula escolar al rol de formadores/as de docentes en el nivel universitario concluyeron que esta transición, junto con ser singular, compleja y diversa provoca en el/la docente
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