Enfoques y estrategias de desarrollo profesional docente: reflexiones y aprendizajes de 25 años
Libro 4: Experiencias en formación continua docente (2015) 45 3. Conclusiones A partir del análisis de esta investigaci n se destacan dos conclusiones centrales sobre c mo inciden los PPE en el desarrollo profesional de los docentes. En particular, amplían una base de conocimientos que, puestos en el quehacer de los docentes, en su vida cotidiana profesional, les ayudan a tomar decisiones favorables para el aprendizaje. En síntesis, la construcci n de un conocimiento de base profesional es propia de un desarrollo profesional, hallazgo que es coincidente con aquello que la investigaci n educativa ha definido como conocimiento práctico, entendido como: El conocimiento producto de la experiencia y sabiduría acumulada de los docentes, al que estos acceden según las demandas de su trabajo. Sediceque este conocimientoestá amarrado al contexto y a la persona, que el contexto varía seg n las escuelas, alumnos, países y disciplinas a enseñar, y que, por tanto, es difícil de formalizar en proposiciones válidas universalmente. Si bien este conocimiento integra elementos científicos o formalizados, incluye también normas, valores y creencias (Ávalos et al., 2010:241). Un segundo aspecto importante sobre la incidencia de los PPE es la oportunidad que ofrecen para caracterizar su profesi n, donde, además de una base de conocimientos para ejercer su trabajo, es necesario vincularla a una dimensi n ética. Se observa la adopci n de valores que amalgama la práctica profesional coincidiendo en que: “La actividad docente, entendida como tal, está gobernada por unos objetivos y una ética que la convierten en una actividad profesional” (Perrenoud, 2004:10). Podemos darnos cuenta que los docentes valoran estos espacios formativos, ya que constituyen espacios que promueven el trabajo con otros y la transferencia de experiencias entre colegas, tal como plantea Fullan: La interacci n y cooperaci n entre los sujetos de una comunidad educativa les darán valor moral al sujeto docente y al grupo de la instituci n educativa, por lo tanto, este programa de perfeccionamiento establece una cultura cooperativa en la instituci n que ayude a aceptar y fortalecer las dinámicas de cambios internas (1999:18-20). Además, estas experiencias de formaci n promueven la transformaci n de sus espacios educativos, y estrechamente ligado a todo lo anterior, estos programas formativos promueven el reconocimiento profesional, como un elemento que puede gatillar la transformaci n de sus lugares de trabajo, es decir, cuando son críticos de sus actos e impulsan acciones que apunten a la transformaci n social. Ligado a esta idea creemos fundamental preguntarse sobre c mo estamos comprendiendo la noci n de desarrollo profesional docente, ya que, al parecer, lo fundamental de esta noci n no está en solo considerar un bagaje de conocimientos ligados al saber de las disciplinas de base, sin ser excluyente a esta idea. La noci n central que surge en esta investigaci n es una comprensi n amplia del Desarrollo Profesional Docente, que pone al centro de la discusi n un entendimiento del trabajo docente como una profesi n que se despliega “con otros y para otros”. ... es una actividad que se desarrolla en un conjunto de relaciones interpersonales intensas y sistemáticas y, por lo tanto, requiere algo más que el dominio y uso de conocimiento técnico racional especializado. El que enseña tiene que invertir en el trabajo su personalidad, emociones, sentimientos y pasiones, con todo lo que ello tiene de estimulante y riesgoso al mismo tiempo (Tenti, 2007:39). Desde aquí se releva otra característica de los PPE que incide en el desarrollo profesional docente, como un espacio para pensar su profesi n, tomar posici n frente a la responsabilidad de educar y la posibilidad de definirse profesionalmente como personas que trabajan con un saber: “Se trata de personas cuya vida profesional se va a caracterizar por ser trabajadores del conocimiento” (Moreno, 2006:10), en suma, la definici n de docente como un formador. Tomando estas consideraciones cobra mayor sentido que: “La calidad de la educaci n de un país no es superior a la calidad de su profesorado. De ahí la prioridad que la gran mayoría de las reformas educativas otorga al fortalecimiento de la profesi n” (Medrano y Vaillant, 2009:6).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=