Enfoques y estrategias de desarrollo profesional docente: reflexiones y aprendizajes de 25 años

Libro 3: Miradas con Vocación (2015) 33 “Los profesores han de convertirse en mediadores que orienten, den criterios, sugieran, sepan integrar la informaci n dispersa para los demás” (J. Gimeno Sacristán) y “abordar los temas y problemas de una manera interdisciplinaria y abandonar la tendencia a la especializaci n” (Edgar Morín). Estas propuestas nos obligan a llevar a cabo cambios en nuestra manera de pensar, de contextualizar los conocimientos, de abrir nuestra mente a nuevas maneras de pensar, y por qué no, también a hacernos la sincera pregunta de si, en realidad… ¿Queremos participar de este cambio en la educaci n en Chile, Providencia y nuestra propia escuela, ¿comenzando a cultivar en nosotros mismo una inteligencia general para poder cultivarla en otros? Es hora de comenzar a intencionar nuestras tareas dentro de la escuela para generar el cambio de nuestra cultura escolar, rescatando y valorando los aspectos positivos ya existentes, e incorporando nuevos quehaceres tendientes a la construcci n de una cultura participativa en la cual todos sean escuchados, considerados y valorados. Las tareas a las cuales nos enfrentamos hoy como comunidad son muy desafiantes, debido a que debemos generar instancias de participaci n y reflexi n para todos. La influencia de la cultura neoliberal que presenta, en las sociedades posmodernas un pensamiento académico oficial confrontado con una paradoja que es el pensamiento popular (pensamiento cotidiano) que contiene la sabiduría popular, se quiso borrar mediante el discurso del progreso (Maffesoli, Gutiérrez, 2004). De ahí, el desafío de formar una verdadera cultura interna participativa que demanda una alfabetizaci n cultural más exigente con una mirada más amplia (J. Gimeno Sacristán), globalizada, que integre e influya fuertemente en nuestra sociedad. Todos los movimientos estudiantiles de este ltimo tiempo, cargados de sabiduría popular forjada al interior de grupos juveniles, muchas veces contraculturales, se encuentra generando en nuestra sociedad y la escuela nuevas dinámicas, cuestionando las malas prácticas llevadas a cabo durante mucho tiempo y generando la oportunidad de intervenirlas y modificarlas, con el objetivo de generar una cultura escolar más adecuada a las necesidades de los estudiantes de hoy, que se ven enfrentados a un mundo diverso y globalizado. El encontrar nuestro papel en esta nueva dinámica cultural dentro de la escuela plantea una reeducaci n de los docentes, no considerada dentro en las políticas p blicas, tan orientadas a las mediciones y tan alejadas de la pedagogía, que comprende la educaci n para la comprensi n: “la cual requiere una reforma de la mentalidad, necesaria al mejoramiento de las relaciones humanas” (Edgar Morin). Durante este ltimo año se ha estado construyendo o reconstruyendo instancias de participaci n con el objetivo de producir interrelaciones entre los distintos integrantes de la comunidad, con el fin de restablecer aquellas confianzas quebrantadas producto de las distintas miradas frente al movimiento estudiantil. La intenci n es generar conciencia de que es necesario aprender a vivir juntos y reaprender, de manera permanente y en base a la tolerancia y el respeto, los valores fundamentales que permiten la expresi n de ideas, convicciones y aceptaci n. Finalmente debemos señalar que los cambios en estos ltimos años se han llevado a cabo en forma acelerada, sin muchas veces darnos cuenta de la trascendencia que estos tienen para la formaci n de comunidades afectivas de aprendizaje. Está claro que la mirada que debemos tener hacia nuestros j venes es totalmente distinta; son ahora sujetos de derecho con ideas propias muy potentes a veces contraculturales pero innovadoras que ofrecen la oportunidadde generar cambios estructurales beneficiosos para la escuela y en consecuencia para la sociedad.

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