Enfoques y estrategias de desarrollo profesional docente: reflexiones y aprendizajes de 25 años
Libro 2: Docencia y desarrollo profesional: fundamentos, debates y perspectivas (2020) 185 proponiendo acciones transformativas de su realidad que sean posibles de implementar. Es importante destacar que al ser uno de los ambitos que presenta un mayor número de iniciativas, se puede afirmar que existe la percepci n de que este tipo de t picos pueden ser abordados por las y los asistentes de la educación o, dicho de otra forma, existiría una cultura escolar que permitiría que ellos opinaran e intervinieran sobre cuestiones como la transformación de espacios físicos o actividades consideradas complementarias, como lo que ocurren en los recreos y otros espacios extra-aula. Este punto es relevante porque de alguna forma devela también la autopercepción de que existirían algunos ambitos del proceso educativo a los que no les estaría permitido ingresar y otros donde sí. Existe un claro sentido pedagógico de su quehacer y es evidente que las y los asistentes de la educación participan del proceso formativo de sus estudiantes en la medida que existan oportunidades para ello. Participación en la gestión escolar En este segundo ambito clave, se presenta la percepción de procesos y estilos de la gestión educativa (a cargo, principalmente de los equipos directivos), que los excluyen o, al menos, no reconocen el aporte que desde su rol pueden hacer los y las asistentes de la educación. Los relatos evidencian discriminación e incomprensión sobre el rol y las funciones que des- empenan, indicando malos canales de comunicación, acciones discriminatorias en su contra como, por ejemplo, no ser convocados a participar en la elaboración de instrumentos de gesti n (PEI, Manual de Convivencia, PME) o en ciertas actividades como desayunos, definidas como exclusivas para docentes. En una propuesta se afirma que el no permitir que los asistentes de la educación sean considerados en la elaboración y reformulación de documentos tan importantes como el PEI, PME, Manual de Convivencia Escolar, JECD, Consejo Escolar, entre otras actividades, tiene un profundo y negativo impacto, que es la falta de colaboración y aporte en la transformación a nivel educativo (Propuesta N°4). Como sabemos, en toda comunidad educativa existe, en términos de Foucault (1993), un posicionamiento político, una gestión de poder, en la que directivos y docentes tienen la hegemonía formal, mientras las y los asistentes de la educación se mantienen mas ocultos o mas bien invisibilizados (Manghi y Valdez, 2020). Así, se percibe la búsqueda del mejoramiento de la calidad de las relaciones entre los actores educativos, de las comunicaciones interestamentales y de mayor reconocimiento a su labor. La subordinación jerarquica de la acción de este actor va en contra de la participación y la construcción de comunidades educativas mas democraticas. En este sentido, también resaltan la falta de empatía en el trato y la tensión que se observa entre el mundo adulto y estudiantes a la hora del ejercicio de sus derechos. Estos elementos aparecen también como parte de las tensiones que existen con otros actores educativos en la implementación de su rol. La falta de comunicación entorpece el trabajo a realizar entre directivos y asistentes de la Educación y esto conlleva a la falta de compromiso y de empatía laboral que repercute en las motivaciones. Todo esto se da por la falta de relación interpersonal, ya que se contrata personas sin capacitación por una remuneración baja (…). La deficiencia laboral, la desorganizaci n, el hacinamiento y falta de espacios hace que los trabajadores se estresen y entren en un estado incompetente, que se sientan incapaces de realizar sus quehaceres diarios (…). Como asistentes queremos con este proyecto beneficiar a los trabajadores educativos ya que con el paso del tiempo muchos de nosotros nos vamos desgastando física y emocionalmente. Por tanto, encontramos como grupo que este trabajo traerá muchos beneficios a los trabajadores ya sea en la motivación y el desarrollo laboral de cada actor educativo (Propuesta 7). Aquí se evidencia un claro desafío de la política pública: potenciar cambios ymejoras que reconozcan la importancia de las comunidades educativas promotoras de un modo de convivir y de reconocernos inclusivo, como parte de lo que entendemos por educación de calidad. Ello desde una perspectiva sistémica, impulsando transformaciones en los distintos niveles del sistema educativo: sistema, escuela, aula (Murillo y Duk, 2011). Rol en la gesti n y desarrollo de la convivencia escolar. Finalmente, el tercer ambito clave nos muestra que, a pesar de que no existía mucho conocimiento o conciencia sobre la con- vivencia escolar y la importancia que esta tiene para el desarrollo de su rol en la comunidad educativa, la
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