Enfoques y estrategias de desarrollo profesional docente: reflexiones y aprendizajes de 25 años
142 El BCC consiste en algo tan sencillo como que toda la comunidad exponga aquello que quiere aprender por un lado y aquello que pueda enseñar por otro, a partir de lo cual se organiza una experiencia de intercambios: yo quiero aprender a usar el Word y soy capaz de enseñar baile latino… yo quiero que alguien me enseñe a limpiar el carburador de mi moto y soy capaz de enseñar inglés. Todos somos capaces de enseñar y aprender, todos somos gestores de contenidos en potencia, pero visualizar esta realidad mediante el empoderamiento de los estudiantes como creadores de conocimientos [,] es uno de los recursos más democráticos que podemos utilizar en el aula. (Acaso, 2015, pp. 84, 86). El intercambio, como habrá de suponerse, se concreta en un mercado que se instala en un ambiente virtual preferentemente. Experiencia en el Instituto de Educaci n Secundaria [IES] Antonio Domínguez Ortiz A la luz del BCC, se destaca la experiencia piloto que se desarroll en el Instituto de Educaci n Secundaria [IES] Antonio Domínguez Ortiz, el año 2009. Cabe advertir que la experiencia no se desarroll , precisamente, en un ambiente virtual, sino real, pero apel tanto a los principios como a los métodos del BCC y al uso de TIC, cuesti n que no desvirtu las bases del BCC. El IES Antonio Domínguez Ortiz se encuentra localizado en el denominado Polígono Sur de Sevilla, una zona vulnerable, con altos índices de cesantía y de deserci n escolar. Este diagn stico de la realidad impuso el desafío de buscar «nuevos modelos y prácticas educativas para evitar riesgos como la desescolarizaci n o la exclusi n social» (Platoniq, 2009). Allí se aplic el BCC, primero trabajando la propuesta en un grupo de representantes por curso. Se les solicit que escribieran en post-it (diferenciados por color) cinco demandas y cinco ofertas de conocimientos. Luego, esto se grafic a través de un mapa de intereses, clasificados por temas. Se estableci como mínimo un piso de dos demandas coincidentes para buscar la respuesta, en el instituto y en el barrio. El grupo inicial pas a configurar el grupo de «expertos» o grupo «motor», quienes debían transmitir y materializar la propuesta en sus respectivos cursos, conectando además a profesores, familiares y vecinos. En el fondo, el grupo «motor» debía hallar «activos» para el banco, esto es lo que saben y quieren compartir, junto a lo que desean aprender, quienes fueron apañados por un grupo de apoyo con funciones y tareas claramente definidas. Esto signific abrir las puertas a la comunidad (barrio) y a generar intercambios de conocimientos, que se operacionalizaron en un mercado o feria real de conocimientos, en donde se encontraron cara a cara los oferentes con los demandantes, realizando talleres, cursos, coaching y otros mecanismos de enseñanza-aprendizaje. Entre las reflexiones de la experiencia, se valoriz la conciencia del conocimiento que todos portamos, la posibilidad de su circulaci n y el afianzamiento de lazos entre actores: «Lo más interesante es que se han fortalecido vínculos, se han generado nuevas comunidades de intereses, lo intercambiado no ha sido tan importante como los actores del intercambio» (Platoniq, 2009, passim). En conclusi n, el BCC, en su modalidad de mercado de intercambio de conocimientos, democratiz los saberes y revel a cientos de actores que se vincularon a través de lazos solidarios y de una educaci n mutua. La experiencia fue registrada a través de un documental titulado La escuela expandida. 5. Las experiencias como referentes y la importancia del registro Coincidimos con Gentiletti (2012) en que, si deseamos aprender de una experiencia, primero se debe comprenderla. Esto implica adentrarse en su l gica, la trama estructural, las metas, lo que se logr , las revisiones, las tareas, la evaluaci n de su implementaci n y los ajustes que necesitará. Asimismo, se debe comprender que las experiencias como referentes para la formaci n ciudadana, no configuran modelos estables, estancos o rígidos. La contextualizaci n y los factores situacionales tendrán la ltima palabra, por lo que constituyen ingredientes imprescindibles al momento de su adaptaci n. De modo concreto, se debe admitir que en América Latina existe
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