Enfoques y estrategias de desarrollo profesional docente: reflexiones y aprendizajes de 25 años

130 1. Innovación, pero en clave de esperanza Desde una acepci n general de innovaci n, obviando su polisemia, esta alude al cambio en las instituciones educativas pensado con criterios de mejora, considerando una ptica multidimensional, que abarca espacios, sujetos, procedimientos, en una larga lista de etcéteras. Dicha transformaci n semoviliza teniendo presente una voluntad manifiesta. Por ejemplo, aspirar a la democratizaci n de las escuelas y sus prácticas marca una intencionalidad que se hace necesaria a la hora de posicionarse desde la Formaci n Ciudadana encarnada en la realidad y no en el mero ver- so declarativo. A su vez, debe aludir a un perfeccionamiento de aquello transformado, siempre positivo: de ahí, que el otro elemento clave en esta definici n sea la ya mentada mejora. Implicará, por su parte, procesos de internalizaci n entre actores y de institucionalizaci n de sus acciones, lo que le da fuerza en el tiempo. Es de interés rescatar elementos facilitadores para desarrollar procesos de innovaci n; por ejemplo, «la cultura de la confianza mutua y altas expectativas que existen en estas escuelas» (Bellei et al, 2014, p. 69). Innovar, en consecuencia, no es un fen meno de corto aliento o esporádico, sino que implica un fuerte y constante trabajo, el cual, además, pretende su trascendencia, relevando su sentido pedag gico (Díaz Barriga, 2009.Teja- da, 2008a. Bolívar, 2008). La innovaci n debe «sedimentarse» en la práctica (Díaz Barriga, 2009), recogiendo evidencias de sus logros ydebilidades, comprendiendosus l gicase impactos. Otro elemento no menor que se debe destacar es que la innovaci n nunca es un proceso de trabajo solitario: alude a una mejora colaborativa (de la Torre, 2002), en donde se comparte, se coopera, se tejen cuestiones comunes entre los habitantes del territorio escolar, asunto que se «Lo que ahora es evidente, alguna vez fue imaginario». William Blake «Y porque muchas de nuestras catástrofes son revelaciones trágicas de la falta de imaginaci n sobre el futuro que se iba formando». Néstor García Canclini hermana con la convivencia democrática y la concepci n de que todas y todos podemos ser actores. Algunos autores levantan, como diferente, las llamadas experiencias innovadoras, cuya distancia con la innovaci n propiamente tal se encuentra en que las primeras poseen un impacto menor, sus cambios son particulares o específicos y temporalmente breves; en otras palabras, son «intentos puntuales de cambio en las instituciones educativas en cualesquiera de sus dimensiones que no llegan a institucionalizarse, normalmente a nivel de aula» (Tejada, 2008b, p. 388). Por lotanto,esposibleque,eneldesarrollodeestetexto,nos encontremos con casuística asociada tanto a experiencias innovadoras, como a innovaciones propiamente tales en Formaci n Ciudadana. Indudablemente, la invitaci n se centra a pensar en clave de innovaci n y no dejar que las buenas experiencias se desvanezcan como pompas de jab n, sin sacar en limpio aquellos aprendizajes profundos 25 y nuevas tramas de saberes de las cuales nos podemos nutrir. Coincidiendo con Bellei et al (2014), las experiencias escolares ligadas a los procesos de mejora deben tener presente la subjetividad de sus actores, movilizando la vida cotidiana en su interior, la cultura escolar y los lazos identitarios, compartiendo prácticas e impactando positivamente en la convivencia. Ello gesta un fuerte compromiso con la escuela en sus diversos ámbitos. 25 En este sentido, nos conectamos con la acepci n de innovaci n de Antonio Bolívar, quien la define como «Cambio interno o cualitativo, mediante un proceso de aprendizaje personal e institucional, sostenido en el tiempo, que afecta las creencias, las prácticas y materiales que se utilizan; además es un proceso con un conjunto de fases (iniciaci n, desarrollo e institucionalizaci n)» (Bolívar, 2008, p. 390).

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