Enfoques y estrategias de desarrollo profesional docente: reflexiones y aprendizajes de 25 años

104 “El Decreto fue levemente socializado en mi colegio. En un inicio fue poner menos notas, hasta llegar a solo evaluar con conceptos durante varios meses. La pandemia influyó fuertemente en mi colegio para que los cambios que sugería el Decreto se fueran haciendo más patentes a medida que pasaba el tiempo. Se nos llamó constantemente a la flexibilidad, pero al mismo tiempo se nos exigía aprender a evaluar con portafolios y construir rúbricas, aspectos nuevos y desconocidos para muchos docentes que llevan varios años sumergidos en la cultura de la nota y hacen uso excesivo de la prueba como instrumento evaluativo (me incluyo en este grupo). En mi caso, al ser de una asignatura troncal de las “importantes”, el cambio de cierta manera fue forzado. Para mí, aprender cómo construir un portafolio, cómo construir una rúbrica, entender que tenía que evaluar de una forma diferente, fue todo un reto. Evaluar de una manera distinta, con otro instrumento, con otro sentido, requería de mi parte no solo un cambio en la planificación y estructura de mi trabajo, sino que también un cambio en mi visión y pensamiento sobre la evaluación, sobre el sentido pedagógico de ésta. Con relación a mis estudiantes, todos estos cambios eran muy raros para ellos, no estaban acostumbrados a esta nueva perspectiva. De partida no entendían que luego de haber entregado su trabajo, había una segunda oportunidad para mejorar (¿cuándo se había hecho esto con las pruebas?) o cuestionaban que existieran preguntas reflexivas en Matemática. Al igual que me pasó a mí, ellos también tenían que asimilar este cambio y cambiar su visión sobre la evaluación (distinta a una calificación). Quizás no suena a mucho, definitivamente se puede hacer más y hay cosas por mejorar, pero de a poco se va avanzando. Y veo un cambio en la recepción de mis estudiantes, veo que ellos notan que son muy capaces de aprender pese a las condiciones en que estamos realizando clases. Noto que les gusta más aprender y participar, y no tienen miedo a decir lo que piensan o a equivocarse. Sé que no son todos, que aún me falta abarcar varios, pero tengo confianza en que el cambio llegó para quedarse, y que en el futuro todos y todas mis estudiantes podrán valorar cómo estos cambios mejoran su aprendizaje y su autoestima escolar. Pero no tan solo eso, sino que los hacen personas más reflexivas y conscientes de su propio aprendizaje. No puedo negar que me ha costado mucho. Que sigo invirtiendo gran cantidad de tiempo en la preparación de mis clases y que sigue habiendo muchas presiones administrativas y externas. Pero ya comencé este camino, y no puedo volver a atrás.” (mayo, 2021)

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