Enfoques y estrategias de desarrollo profesional docente: reflexiones y aprendizajes de 25 años
10 Los artículos de este libro surgen de la experiencia que llev a cabo durante el año 2004 un equipo docente del Programa de Educaci n Continua para el Magisterio de la Universidad de Chile, con el financiamiento y liderazgo sustantivo del componente de Curriculum de la Unidad de Currículum y Evaluaci n del Ministerio de Educaci n de Chile. Veremos sus prop sitos y la forma en que funcion este programa con mayor detalle más adelante en esta introducci n, luego de contestar una pregunta: ¿por qué decide el Ministerio de Educaci n, y en particular la Unidad de Currículum y Evaluaci n, emprender este proyecto en 2004? En el contexto de la Reforma Curricular llevada a cabo en Chile desde los años 90, el tema de la evaluaci n del aprendizaje a nivel de aula ha suscitado relativamente poca atenci n de parte de las universidades encargadas de la formaci n de profesores, de los investigadores educacionales y del mismo Ministerio. Considerando que el enfoque del nuevo currículum era radicalmente distinto de su antecesor, con razones de fondo estos actores priorizaron acciones conducentes a la renovaci n de las prácticas pedag gicas. En el transcurso de algunos años, nuevos marcos y herramientas curriculares estaban disponibles, por lo que se podría afirmar que una respuesta a la pregunta “¿qué tienen que saber y poder hacer los alumnos?” estaba dada para el país. Los docentes tenían algunas oportunidades para perfeccionarse en prácticas pedag gicas acordes con el nuevo currículum, además que los programas de estudio, publicados por el Ministerio y enviados a todos los establecimientos, se esmeraban en indicar con claridad y perspicacia caminos o métodos apropiados para enseñar los contenidos y arribar a los objetivos definidos por los marcos curriculares legales. Por las razones anteriores, en algunamedida la respuesta a la pregunta “¿c mo se enseña para que los alumnos aprendan lo que tienen que saber y poder hacer?”, también estaba dada o en vías de darse. Sin embargo, aunque se sabía que curriculum, pedagogía y evaluaci n son tres componentes conectados que influyen separada y conjuntamente en la calidad del aprendizaje de los alumnos, no es hasta muy recientemente que el tercer vértice de esta figura triangular ha sido sistemáticamente abordado. Esto significa responder a la pregunta correspondiente a la evaluaci n a nivel de aula, que es: “¿hasta qué punto han logrado aprender los alumnos lo que hemos definido como importante en el currículum y que les hemos enseñado en clases?”. Este requerimiento por mayores orientaciones en la evaluaci n fue identificado por el Audit Report del Banco Mundial (2000) sobre MECE-Básica. Seg n éste, hasta cierto punto se observaban nuevos patrones en lo que sucedía en las aulas de este nivel del sistema educacional -”mayor actividad de alumnos que la tradicional, cercanía en las relaciones de éstos con sus maestros, y variedad y riqueza en el uso de recursos de aprendizaje”-, cambios atribuibles, al menos en parte, a las acciones recién mencionadas. Sin embargo, se afirmaba que: “el conjunto adolece de foco en el logro de unos objetivos de aprendizaje. Se constata un cierto activismo enmarcado en relaciones sociales de mayor cercanía y sensibilidad al contexto vital de los alumnos, pero tenuemente conectado con metas de aprendizaje. Es consistente con esto el que la evidencia recogida por el Ministerio de Educaci n sobre la apropiaci n docente de los nuevos programas de estudio al inicio de la reforma curricular, mostr que la categoría organizativa de éstos, menos visible para los profesores, era la de “aprendizajes esperados” [énfasis propio] (Cox, 2003, pág. 83).
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