Manual de apoyo sobre derechos, autonomía y vida independiente en servicios residenciales

74 Las redes formales e informales forman parte a su vez de dos elementos centrales para contribuir al bienestar y desarrollo integral de las personas con discapacidad en los entornos residenciales: • la coordinación entre instituciones • la conexión con la comunidad y el tránsito hacia la vida en ella La coordinación entre instituciones conlleva ciertas habilidades para establecer y mantener una coordinación y colaboración efectiva con redes de salud, educación, trabajo y otros ámbitos sociales. Entre estos ámbitos están también el recreativo, el comunitario y el espacio público, donde las personas con discapacidad pueden hacer uso de su tiempo libre de acuerdo a sus propios intereses y necesidades de apoyo. En el caso específico de la educación, la variedad de opciones disponibles para usuarias y usuarios dependerá del sector donde se encuentre la residencia. Habrá algunos con más o menos proyectos educativos que incluyen apoyos para situaciones de discapacidad severa. En los casos donde existen menos barreras para acceder a la educación, asistentes de trato directo pueden fomentar la incorporación en la rutina diaria de trayectos y actividades significativas en ambientes que enriquezcan la vida de las personas a las que apoyan. Asimismo, será muy valiosa la comunicación con agentes educativos para recopilar información sobre los avances y la necesidad de ajustes razonables a lo largo de la trayectoria escolar. En tanto, la conexión con la comunidad y el tránsito hacia la vida en ella implica identificar y gestionar recursos y apoyos externos para el tejido de vínculos con habitantes de la comunidad donde la residencia está inserta. Al igual que en el punto anterior, también hay que considerar las necesidades de apoyo y ajustes para la planificación y desarrollo de estrategias que promuevan la participación social de las personas con discapacidad en estos entornos. Estas estrategias comienzan con lo más simple, esto es, conocer a las principales actrices y actores comunitarios, como encargadas y encargados de almacén, choferes de locomoción regular, porteras y porteros de instituciones, entre otros. Reconociendo a estos actores clave se pueden empezar a favorecer gradualmente las salidas de las personas con discapacidad residentes, en consideración igualmente a los posibles riesgos y oportunidades que en ello puedan surgir. En estas salidas pueden comunicarse con otras personas y realizar actividades cotidianas que implican la interacción con la comunidad y la expresión de su autonomía. Entre las salidas más frecuentes está la asistencia al médico, psiquiatra u otros controles, pero también se pueden organizar salidas de entretención y compras por parte de los residentes. Estas formas de participación en la comunidad son altamente valoradas y brindan espacios significativos para entender la residencia como parte de la comunidad y la red de apoyos a la que pertenece. Por último, en la conexión con la comunidad es necesario contemplar el rol que cumplen las familias para quienes viven en las residencias, así como también

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