Manual de apoyo sobre derechos, autonomía y vida independiente en servicios residenciales
62 Inducción, introducción y vinculación con usuarias y usuarios Al incorporar nuevos miembros al equipo de atención a usuarios y usuarias, existe una presentación de cada uno de ellos en cuanto a sus características generales y antecedentes para su manejo diario. Sin embargo, solo en algunas ocasiones se menciona la trayectoria personal de cada uno. Esto es algo importante de incorporar en el proceso de inducción que busca entregar conocimientos básicos para la operación diaria en la residencia. Pero es importante también de incorporar en el proceso de conocer los principales hitos de la biografía de usuarias y usuarios, destinando tiempo y dedicación a hacerlo durante el trabajo del día a día. Por lo tanto, es necesaria una inducción con material de fácil acceso y con información suficiente para reconocer perfiles, preferencias y modos de abordar a cada uno de una manera personalizada. Con posterioridad, para un buen trabajo de atención en residencia, es necesaria la construcción de un vínculo con usuarias y usuarios, que permita reconocer sus hábitos, necesidades y tiempos, así como también personalizar la atención diaria. Esto conlleva un periodo de conocimiento mutuo entre el personal, usuarios y usuarias, en el que se aprenden preferencias y rutinas que permiten hacer del servicio de atención una experiencia más personalizada. Esta vinculación es un aspecto central de la atención. Permite ir reconociendo actitudes o conductas que se repiten en momentos específicos de la rutina o ante estímulos específicos para cada persona. Conocer estas conductas o respuestas, permite anticiparse y facilitar el ambiente para el desarrollo de respuestas más sintonizadas con las características de cada usuario y usuaria. Asimismo, permiten advertir sobre posibles descompensaciones futuras. No obstante, debe tenerse en cuenta que la vinculación es un proceso que toma tiempo y se construye en la práctica, dependiendo del interés del personal en el ejercicio de una atención integral a residentes. Es importante tener en cuenta situaciones recurrentes en las residencias, como por ejemplo, la forma en que el tipo de lenguaje o maneras de relacionarse afectivamente cercanas pueden reproducir patrones de infantilización hacia los y las residentes. Por ejemplo, a veces tiende a incluirse como parte del trabajo del personal en residencias el desarrollo de una relación de afecto hacia usuarias y usuarios. “‘Andrés, ¿a quién quieres más en el mundo?’, pregunta alguien del personal. ‘A la tía’, responde él. “Para nosotros siempre ellos serán como nuestros hijos, eternos adolescentes”, cuenta una profesional. Esta relación tiende a reproducir el problema de la infantilización de las personas con discapacidad. La infantilización no ayuda a mantener un trato respetuoso y digno con usuarios y usuarias en las prácticas rutinarias con ellos. Es necesario que el personal esté atento a trabajar en un vínculo que respete la autonomía y posibilidades de expresión de cada residente, manteniendo un trato afectuoso y amable dentro de los roles de cada uno y que, al mismo tiempo, sea humanizante y beneficioso para el vínculo.
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