Manual de apoyo sobre derechos, autonomía y vida independiente en servicios residenciales

31 CAPÍTULO 3: HISTORIA Y REALIDAD DE LAS RESIDENCIAS PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD Los entornos institucionalizados pueden variar entre sí en cuanto a tamaño u organización. De acuerdo a Naciones Unidas (2017) poseen elementos comunes, entre ellos los siguientes: Las personas residentes comparten de forma obligatoria con otros sujetos; realizan actividades idénticas y en el mismo lugar que terceros; tienen la posibilidad de ejercer escasa influencia sobre quienes les prestan apoyo; pueden recibir servicios desde un enfoque paternalista; su sistema de vida es supervisado; suelen encontrarse aisladas y segregadas de la comunidad; carecen de control sobre sus decisiones cotidianas; tienen una rutina rígida e independiente de su voluntad y preferencias personales; tienen poca posibilidad de elegir con quién vivir; y, por lo general, lo hacen en el mismo entorno con un desproporcionado número de otras personas. Históricamente, los entornos institucionalizados han evolucionado y algunos de sus elementos comunes se han modificado. Dentro de lo que los recursos permiten, se ha ido dejando atrás la lógica asilar para dar paso a un enfoque de derechos, autonomía y autodeterminación en el trabajo con las personas con discapacidad residentes en ellos. En esa línea, han cambiado las labores de cuidados y apoyo que se ofrecen y los desafíos que aún se enfrentan. No obstante, persisten prejuicios y estereotipos asociados a estas instituciones y las personas que en ellas viven. Esto afecta tanto su calidad de vida como la calidad de los servicios posibles de prestar. La gestión de residencias implica, por lo tanto, ciertas presiones y un constante trabajo de planificación. Los equipos directivos lidian con diversos dilemas asociados a la atención. Por ejemplo, deben definir convenios con organismos

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