Manual de apoyo sobre derechos, autonomía y vida independiente en servicios residenciales
29 Personas con Discapacidad en Residencias Al 2018 se habían empadronado en Chile 221 residencias para personas con discapacidad. Estas residencias atienden un total de 3.323 niños, niñas y adolescentes y adultos. De ellos, 2.356 personas con discapacidad corresponden a población entre 18 y 59 años. Las personas con discapacidad adultas habitantes de residencias provienen de un contexto multidimensional particularmente vulnerable. Ingresan a las residencias en búsqueda de apoyo y asistencia para su inclusión social 5 . Siempre hay que referirse a cada una de ellas por su nombre y conocer muy bien los intereses, gustos y preferencias de cada una. Para eso, se pueden usar estrategias disponibles que se detallan en los siguientes capítulos ( 4, 5 y 6) de este manual. A través de estas estrategias, se pueden diseñar y ofrecer planes de apoyo que promuevan su inclusión social de manera individualizada. Es fundamental que el personal de trato directo y los equipos estén al día con el enfoque de derechos y cómo hacerlo presente en la vida cotidiana, ya que existen algunas costumbres que nombrar a las personas por estados mentales cargados de estigma, indicando que son personas “enfermas” o son como “niños”. En el caso de adultas y adultos mayores, en ocasiones se refieren a ellas como “abuelitos” o “abuelitas”. Todo esto fomenta un trato condescendiente y no la visión de personas con discapacidad como sujetos de derechos. Por lo tanto, si se participa por ejemplo en una feria o instancia municipal, las personas deben ser presentadas por su nombre. Asimismo, entre las mismas personas residentes se debe promover el uso correcto del lenguaje, pues esto les permitirá respetarse mutuamente. Por último, también en la vinculación con el entorno y las redes del territorio, en redes sociales o documentos oficiales, se debe recordar el uso de un lenguaje correcto y nombrarlas por su nombre y apellido, sin diminutivos.. Por otra parte, es importante recordar que las personas con discapacidad residentes no ingresan a las residencias para permanecer ahí para siempre. Desde un enfoque de derechos humanos, lo que debe promoverse es la desinstitucionalización, entendemos que para ello, debe existir un plan colectivo de diversos actores y actrices del estado y la sociedad civil, para lograr este importante desafío. Esto es abordado en mayor profundidad en el capítulo 3 de este manual. Asimismo, debemos considerar preguntar a las personas residentes si mantienen contacto con su familia. En tal caso, debemos considerar si es necesario ofrecerles algún servicio que pueda favorecer el desarrollo personal y la vida cotidiana de la persona residente. Todo esto determinará la calidad de los servicios que se presten. 5 Para más datos sobre la situación de personas con discapacidad en residencias revisar SENADIS (2018).
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