Chile singular. Apuntes de viaje
S E W E L L , C I U D A D M I N E R A En la primavera del 2009 partimos con lápices, cuadernos y todo el curso de dibujo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad San Sebastián a dibujar un nuevo destino. Arriba, en la cordillera de los Andes, en Chile central, nos esperaba el campamento minero de Sewell. A los pies de la gran mina de cobre, en un emplazamiento único y dramático en medio de montañas imponentes, se organiza esta ciudadela minera abandonada hace más de medio siglo. Fundada a inicios del siglo XX por la Branden Cooper Company , llegó a tener casi 20.000 habitantes en los años 50-60. Hoy se conservan parte de sus edificios, que conforman una notable espacialidad urbana, ordenada por un sistema de escaleras que define un conjunto singular y de gran valor paisajístico. En estos parajes la vida fue dura, con reglas estrictas, convivencia social regulada, ley seca para los trabajadores y el necesario contrabando de licor y diversión para ir contra todas las leyes impuestas, y poder soportar todo lo demás. Aquí se levantaron huelgas obreras y demandas sindicales en medio de un trabajo agobiante que exigió esfuerzo y valor. También hubo recreo y diversión mesurada y siempre controlada por la conservadora moral de la compañía que explotaba el mineral y , también, a los obreros. Hacia arriba o hacia abajo, en los recorridos por la gran escalera central ya no se encuentra la vida urbana que un día palpitó en estos edificios y entre estas enormes montañas. Los volúmenes, sus techos y fachadas permanecen como una cáscara abandonada. La arquitectura, que como un recipiente albergó y cobijó la vida, hoy , vacía de contenido, nos invita con su restaurada presencia a imaginar dónde estuvieron, cómo fue todo, qué pasó aquí. El campamento minero de Sewell está declarado Patrimonio de la Humanidad. SANT I AGO , 200 9 . 99
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