Amaranto: principios y experiencias para su cultivo en Chile

50 Amaranto: Principios y experiencias para su cultivo en Chile Los resultados de este estudio muestran claramente que las densidades de plantas evaluadas no generaron cambios en el rendimiento obtenido, lo cual pudo deberse al estrecho rango de diferencia entre la mayor y la menor densidad evaluada (120.000 y 230.000 plantas ha -1 ), al igual que lo observado por otros autores con densidades entre 70.000 y 270.000 plantas ha -1 105 . Hay que destacar además que a mayor densidad se genera más sombra entre las plantas, lo que provoca una senescencia temprana de las hojas. Las plantas pueden percibir la calidad de la luz reflejada por las vecinas como un predictor preciso de la competencia futura y responder morfológicamente, incluso antes de recibir sombra directamente 116 . Fig. 20. Efecto de la densidad de plantas en el área foliar del amaranto durante la etapa reproductiva. Con respecto al porcentaje de distribución de la materia seca por unidad de área, no se presentaron diferencias entre tratamientos, obteniéndose valores de 12, 37 y 51% para hojas, tallos y panojas, respectivamente, coincidiendo estos resultados con la literatura existente. No obstante, cuando se evaluó la acumulación de biomasa por planta, sí se presentaron diferencias entre las densidades, lo que indicaría que ellas compensan, en parte, la falta de plantas en la sobre hilera, con un mayor crecimiento individual. Es así como la densidad más baja (116.666 plantas ha -1 ) presentó la mayor biomasa total por planta, con valores a madurez fisiológica de 97,2 g por planta, versus 59,1 y 45,6 g por planta para las densidades mayores. Cabe destacar que estas diferencias se manifestaron solo a nivel de hojas y tallos, puesto que la biomasa de panojas por planta no se afectó por el cambio en la densidad, ni tampoco hubo diferencias en la biomasa de granos por planta. El mayor crecimiento individual de las plantas en la menor densidad se evidenció a inicios de floración, donde la planta produjo más materia seca foliar producto de un aumento de área foliar en dicho estado fenológico (Fig. 20), lo que probablemente ayudó a compensar el IAF dado el menor número de plantas de dicha densidad. Resultados similares han sido encontrados en un estudio llevado a cabo en Argentina, donde la menor densidad (70.000 plantas ha -1 ) generó plantas con más hojas y, por ende, mayor área foliar que aquellas más densas (230.000 plantas ha -1 ).

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