Amaranto: principios y experiencias para su cultivo en Chile

5 Amaranto: Principios y experiencias para su cultivo en Chile El amaranto , que significa “inmortal o que no se marchita” , es nativo de América y fue un cultivo importante para las civilizaciones Precolombinas, constituyéndose como uno de los principales cultivos sembrados por los Mayas, desde hace 5.000 a 7.000 años, de quienes otros pueblos de América, entre ellos los Aztecas y los Incas aprendieron su consumo, antes de que las civilizaciones sudamericanas fueran irrumpidas por los españoles 3 . Las plantas de este cultivo pertenecen a la familia Amaranthaceae, género Amaranthus e incluye más de 70 especies, donde 40 de ellas son nativas de América y 17 son comestibles 4 . Estas especies tienen distintos centros de domesticación y de origen, estando ampliamente distribuidas en América del Norte (Canadá y EE. UU.), América Central (México y Guatemala) y América del Sur (Perú, Bolivia y Ecuador), donde se ha encontrado una gran variabilidad genética en cuanto a aspectos morfológicos y adaptativos en función del clima, temperatura, largo del día, disponibilidad hídrica, entre otros 5 . Debido a esto, cuenta con una amplia adaptabilidad geográfica en diversas condiciones medioambientales 6 . Entre las especies de mayor importancia para la producción de granos, se encuentran A. cruentus L. (amaranto púrpura) procedente del norte de México y Centroamérica, A. hypochondriacus L. (pluma de príncipe) desde el suroeste de Estados Unidos a México y A. caudatus L. (trigo inca, amor-mentira-sangrado), de la región andina del norte de Bolivia, Perú y Ecuador 7,8,9 . En Chile y gracias a estudios arqueológicos llevados a cabo en la zona norte del país, se logró identificar la presencia de amaranto en ciertas aldeas de la Pampa del Tamarugal, correspondiente a la Región de Tarapacá. Los restos vegetales fueron recuperados de excavaciones hechas en un sitio denominado Caserones. Estos restos documentan dimensiones básicas de la vida social, principalmente alimentación, artesanía y construcción de los pobladores de la zona. Por una parte, la diversidad de alimentos presentes en ese sitio (amaranto, quinua, porotos, pallares, algarrobo, maíz, calabaza, entre otros), fue importante en tres tipos de espacios, que incluyen contextos de preparación y consumo de alimentos, pozos de almacenaje y contextos ceremoniales. Estas evidencias conformarían los contextos agrícolas más tempranos de la Pampa del Tamarugal, especialmente fechados entre 160 AC y 70 DC. Se cree que estos cultivos debieron ingresar a la región ya domesticados, lo cual no implica que no haya existido un proceso de experimentación local para adecuar dichas especies a los suelos locales 10 .

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