Los Jirondinos chilenos
- -10 - mártil'es, de semi-dioses i de verdngos, a fin de qne sn mernoria i hasta sn so1nhra qnetlase es~nl pida en las tablas de la postet·ithul. L::i. gn il lotina mis1na se tnins– forrnó en sn<i manos, i dejó de ser nn aparato de horror para, ser no instrnmento de estndio, <le jnst.tcia. i de glo– rificacion. Por esto, vencido, triste e irrita.do en su ve– jez el ilustre Ohateanbriand <lecia en las últimas horas de su vida de lejitiruístit irrecouciliahle: -«M. de La– martine ha dorado la gu ill otina.}) Por esto 1nis1no aqrrella ohni iu1u(lrtal tnvo en Chile i especialt:uente en Sl:l.11 tin.go , uuu. boga inrueusa., cnal no Ja ha teuido ni la ten1lrá probal,leu1eute libro aignno en lo venidero. Veudióse en seis ouzits de oro (precio hoi de nna bibliote~a) el pri 111er ejemphtr, i en esa propor– cion las edicioues snbsignientes qne llegaban noas en pos de otras i en toclos los idiornas. La1narb ne confesa– ba en 18-19 qne sus derechos de autor de aquella obra, le hahian prodncido eu nn año dos millones i rnedio de francos, i los chi lenos habían contribuido con algunos adanues a forn1ar aquella. montaña de oro cnya cima era un sublime pensatniento :-¡ la República! Pero los chilenos se apasionan tambien de todo lo que compran, sobre todo si lo compran caro, libro, 1-ia– cienda de dego, santo de Qnito, ll. -l.ve de palco, cnpon de renta, caballo rept·oductor, lo qne sea.. l apaete de este imperio de la 1noda i del hábito, Los Ji1·ondino.~ hicie– ron por sn solo espíritu i desde su pri1nera aparicion un efecto qne no ha sobrepasado moda alguna en nnestra tierra. En otro sentido, eso era mas o ménos lo mismo
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