Los Jirondinos chilenos

- 31 - que van a n1orir con ella i tal vez por ella. .. El velo es espeso, i sin embargo el ojo qne couserva en 1a retina la imájen de las renornbradas bellezas santiaguinas de aqnellos dias, puede colu,nlJrar toda.vía qae aqnella mu. jer oo es nna copia de ultramar, sino el retrato de ona noble i conocida matrona de la época. Hin divulgar los misterios del arte, t:i hacer ofensa tt la verdad de la historia, pnede asegurarse qne 11,quella. es una Mme. Ro– land chilena. Tales eran los perfiles n1as marcados de los hombres qne asistían a los clubs de Santiago en 1850 i 1851 , i qae prepararon por sí solos las terrilJles si bien inevi– tables joruadas qne la bistoria recner<la. ya tristemeu te con los nombres del «20 de ab1·il» i ~Loncoroil la», el primero i el último 11.cto del drama mas saugl'ieuto de unestru. era. política. Aq nellos candillos, corno los qne habiau tomado por modelo a lleude el tie1n po i a.lleude el mar, tenían sin duda machas flaqnezas, i cometieron, a ejemplo de los últi1uos, la falta iumeusa de <leca.pi · tarse a sí propios, porq1Je así como el voto de 1nuerte de Verguiaad i de sus colegas en el proceso ele Lnis XVl fné nu suicidio, porqoe fué nu voto del egoismo contra la conciencia, al'lí el abandono de la ca11didatn· ra civil del patriota Errázuriz i la proclarnacion del jeneral Craz, adalid empecinado de 1a antigna causa conservadora, fué nn suicidio político para ese partido de dos años: falta inevitable de la sitnacion, mas qne crimen del criterio político, pero cnyos resultados no tardaron en hacerse visibles. Auu triunfantes con Ül'OZ

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