Los Jirondinos chilenos

- 28 - vaha aquél con la esp1·esion . del alrna, casi como un retrato. Enseb io Lillo, cotnpañero de intimiclatl del menor de los Bilbao, cotno Manne1 Recabárl'en lo era • de Francisco, llevó con gloria el nombre de liouGET DE LrsLE, el inspirado antor de la Marselles'l,, porque como éste fné soldado i fué poeta. Padecemos hoi o1vido, porqne escribimos en el cam– po i sin apuntes ni consultas, sobre las designaciones mitolójicas de algunos otros personajes de nuestra era revol ncionaria, como Federico Erráznrii. Mannel Gne– rrero, José Miguel Carrera i el jeneral arjentiuo don Barto1on1é Mitre, siin ple d iarista ea tóuces, mas tarde presidente de la Confederacion Arjentina i qne solía venir de Valparaiso a participar de aqnellos coloquios q ne creaba.u la comunidad de las almas, precursora de la comnnidnd de los calauozos, donde en b reve debía– mos r eunirnos. Pero si esos reflejos de la memoria adolescente han palidecido en la lámina de los años, recordatnos con perfecta viveza q nienes de nnestros amigos fneron los elejidos para llenar en los salones revolnciouarios los nombres entóuces mas abominad.os de la era de1Terror. No se creería boi lo q ne vamos a contar. P ero no por eso es ménos cierto qne el heredero de Maximilia no RoBESPIERRE, faé Francisco Marin, la mas pura i be– névola de aquellas almas, si bien (ele boca) solia pro– nunciar aterradores fallos sobrt, las cabezas, fortunas i basta lo mas bello i querido del hogar de sus adver– sarios. P ero aquellos castigos duraban lo que da ra la

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