Los Jirondinos chilenos
- 18 - su primera hora un reto sin cuartel. Des<le las tempra– nas sesiones <le 1849 el presentimiento tra ia escnlpido en todos los pechos esta palabra. m,ddita:-<íLoucomi– lla I» Por qné? Lo he1nos ya dicho. Porqne el país estaba apasirruado, i toda candidatura espontánea, naci– da de su seno, tenia forzosamente qne ser cau<lidatnra. de batalla contra la candidatura de fnerza i de victoria del poder. I aqoí ha llegado el momento preciso eu que entra en su accion propia naestro a.rg ~uueuto, cobijado hasta esta pájiua con el nombre al parecer indescifrable de Los ji1·ondinos chilenos. Viva i estraña sorpresa cansó a mnchos saber hace pocos días qne había existido un Robespierre en Chile, i el hecho e~ ahora famil ía.r a todos. Pues de ígaal manera vamos a justificar nuest1·0 epígrafe con nn re– cuerdo corupleta1neute sencillo, cierto i casi ca.sero, de cosas que han pasa.do solo ttyer i qne por lo ta.nto es posible recuerden todavía muchos ho111bres que aun no peinan cana~. Las nuestras son ya testigos de mnchos inviernos, pero intentaremos probar qne no son canae de olvido . Corría el mes de octnbre de 1850.-I;as Cámaras acababan de cerrarse despues de violentísimos debu.tes, páli<li~1nente conservados en los boletines i en la p1·en– sa. de aqnel tiempo. La ajitacion de los áuirnos era ioten~a i voraz corno las llamas de su enojo. Se babia. intentado apagar el ardor <le aquellos debates de la tribnoa i del diarismo imponiendo silencio a garrotazos
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