Separar para construir. Análisis cualitativo de información
50 años de para leer al Pato Donald – 97 a componentes que se encuentran ya en la cultura. Para Steimberg: “En tanto lis- ta de interpretadores, una historieta no impone ideología; propone, a receptores en los cuales esa ideología ya ha sido impuesta, modos de actuar ideológicamente en la producción y recepción de la significación” (Steimberg, 1974; 81). Resulta necesario señalar que el artículo señalado forma parte del primer número de la revista Lenguajes, de la asociación argentina de semiótica, ejemplar que abordó en tres de sus seis artículos comentarios al trabajo de Dorfman y Mattelart publicado tres años antes en Chile. Siguiendo con los aportes en este ámbito, resulta importante mencionar el trabajo de Arthur Berger, una idea que a juicio de Rojas (2018) sintetiza este enfoque es notar que “la popularidad de una historieta, por ejemplo, hacía que su lectura diera luces sobre los valores pre- dominantes en la sociedad” su texto principal publicado en 1973 se denomina: “The Comic-Stripped American: What Dick Tracy, Blondie, Daddy Warbucks and Charlie Brown tell us about ourselves” el subtítulo es aclarador: “Qué nos dicen Dick Tracy, Blondie, Daddy Warbucks y Charlie Brown de nosotros mis- mos”. La tesis sobre Comunicación de Masas y el Colonialismo en el texto Para Leer al Pato Donald es un libro que nace en un contexto intelectual y polí- tico particular 11 . A su vez, los autores en esa época eran fuertes colaboradores del proyecto cultural de la Unidad Popular, la editorial Quimantú. Dorfman como integrante de la División de Publicaciones Infantiles y Educativas de Quimantú, Mattelart como jefe de la sección de Investigación y Evaluación en Comunica- ciones de Masas de la misma Editorial. Se trata, por tanto, de un libro que se elabora en medio de una disputa narrativa e iconográfica para la construcción de una sociedad distinta 12 . 11 El trabajo de Cardoso y Faletto (1969), Dependencia y Desarrollo en América Latina: Ensayo de interpretación sociológica, cuya primera edición de Siglo XXI tuvo un tiraje de 1.000 ejemplares, se posicionaba dentro de la sociología como una respuesta a la corriente desarrollista al interior de la disciplina. Sin duda, este trabajo además de ser un notable aporte para el pensamiento latinoamericano expresa a su vez el campo de problemas de interés y el ambiente intelectual de la época. 12 Si bien, Para leer al Pato Donald no fue publicado originalmente por Quimantú, si no por la editorial de la Universidad Católica de Valparaíso, se ha de destacar el conjunto de creaciones que se lanzaron en medio de esa disputa cultural narrativa e iconográfica al alero de Quimantú. Solo por mencionar algunos de estos proyectos dentro de una gran variedad, la revista Cabro Chico (con cuentos clásicos reconvertidos), El Manque (un justiciero popular), y por último la revista de Ciencia Ficción Infinito con el personaje “Tegual” cuya característica radica en ser una socióloga telépata mapuche.
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