Separar para construir. Análisis cualitativo de información

96 – separar para construir. análisis cualitativo de información La elección del corpus: La historieta como reflejo de la cultura y la presencia de la ideología Para Leer al Pato Donald de Dorfman y Mattelart (1971) es un texto notable y ejemplar, pues nos permite generar importantes aprendizajes sobre el análisis crítico de un texto. Se trata de un libro polémico, asunto del cual los mismos au- tores eran conscientes: “Es probable que el día después de que este libro salga a la venta se publique uno que otro artículo estigmatizando a los autores” (Dorfman y Mattelart, 1971, 24). Para Leer al Pato Donald consolida una línea de trabajo que posiciona la historieta como objeto de estudio en relación con su función ideológica. Se puede decir que el trabajo de Dorfman y Mattelart reflejó el trán- sito desde los estudios semiológicos a los estudios sociológicos (Duprat, 2012). Es posible hipotetizar que gran parte de la polémica se situó en la existencia de al menos dos agendas, con preocupaciones distintas, la primera de un fuerte com- ponente asociado a la semiótica de raíz europea, la segunda involucrada en las problemáticas de dependencia cultural en América latina y la generación de un nuevo proyecto de sociedad. Trabajar con historietas implica conocer un lenguaje particular, una gramá- tica que posee ciertas convenciones acerca del color, la composición, las secuen- cias, etc. El desafío de comprender el contenido de una historieta remite a un saber, producto de un estado del arte que se remontaría en las ciencias sociales a la década del 50’. Por esos años, autores como FredicWertham (1954) postulan la “perniciosa influencia” de la historieta entre niños y jóvenes, más tarde Umberto Eco en Apocalípticos e Integrados abriría más dimensiones a esta lectura más bien apocalíptica, sobre todo poniendo énfasis en pensar la historieta dentro de un contexto, como un producto típico de la cultura de masas: “nos parece extrema- damente limitado ver en la estructura comunicativa de las historietas ilustradas una secuencia de estímulos que pueden evaluarse en abstracto” (Eco, 183). El mismo autor señala la existencia de una comunidad de sentidos: “Un código (al igual que una lengua) con todas sus posibilidades de dar lugar a mensajes desci- frables por los receptores, presupone una comunidad de la que forman parte, por lo menos en el momento en que el mensaje es emitido, tanto quien emite como quien recibe”. (Eco, 186). Cabe mencionar que el trabajo de Dorfman y Mattelart se inscribiría den- tro de una línea de trabajo que piensan ciertas historietas como instrumento de dominación o bien de transformación política, es el caso del estudio de Neibolo, Chesneaux y Eco (1976) para el caso de Mao y la revolución cultural en China y el trabajo de Steimberg (1974) para pensar la relación de la historieta con la ideo- logía, esta última no como una imposición exterior, sino como un elemento afín

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