Separar para construir. Análisis cualitativo de información
50 años de para leer al Pato Donald – 93 “al proveer un término con el cual captar el modo en que el lenguaje y otras formas de semiótica social no sólo dan cuenta de la experiencia social, sino que juegan un rol principal en constituir los objetos sociales (las subjetividades y sus identidades asociadas), sus relaciones, y el campo en el cual existen” (Purvis y Hunt, 1993, p. 474). De esta manera, la combinación de ‘ideología’ y ‘discurso’ lleva a, creemos nosotros, un uso inflacionario tanto de las ideologías como de los discursos. Así, ambos conceptos tienden a transformarse en significantes vacíos, simultánea- mente indicando textos, posiciones y subjetividad, así como sistemas de creen- cias, estructuras de conocimiento y prácticas sociales (véase Wodak, 2008). Van Dijk, por ejemplo, entiende las ‘ideologías’ como ‘visiones de mundo’ que constituyen la ‘cognición social’: “complejos esquemáticamente organizados de representaciones y actitudes referentes a ciertos aspectos del mundo social’, e.g. ‘el esquema […] que los blancos tienen sobre los negros, que podría contener la categoría de “apariencia” (1993, p. 258). Fairclough, por otro lado, tiene una vi- sión de la ideología más marxista, en la cual las ideologías son “construcciones de prácticas desde perspectivas particulares […] que ‘ponen en orden’ las contradic- ciones, dilemas y antagonismos de prácticas en formas que concuerden con los intereses y proyectos de dominación” (Chouliaraki & Fairclough, 1999, p. 26). No obstante, tales desacuerdos no han llevado a una ninguna división significa- tiva dentro del campo; enfoques y epistemologías tan distintas habitualmente potencian debates constructivos y nuevos desarrollos. Hacia una crítica confiable. Los principios de Transparencia y Retroducción Nos gustaría comenzar esta subsección con un comentario de Kress acerca de los objetivos de los ECD, que bien puede servir como un resumen del significado de “ser crítico”: “Los estudios críticos del lenguaje, la Lingüística Crítica (LC) y el Análisis Crítico de Discurso (ACD) han tenido desde el comienzo un proyecto político claro: en términos generales, el alterar las distribuciones inequitativas de los bienes políti- cos, económicos y culturales en las sociedades contemporáneas. La intención ha sido llevar a su crisis a un sistema de desigualdades excesivas de poder, por medio de descubrir sus funcionamientos y efectos a través del análisis de objetos culturales potentes —textos— y así aportar para alcanzar un orden social más equitativo” (Kress, 1996, p. 15).
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