Separar para construir. Análisis cualitativo de información
50 años de para leer al Pato Donald – 91 responsables de la existencia de desigualdades. Habitualmente, la/os investiga- dora/es en ECD están interesados en el modo en que el discurso (re)produce la dominación social -es decir, el abuso de poder de un grupo sobre otros-, como también la forma en que los grupos dominados pueden resistir discursiva- mente este abuso. Esto lleva a la pregunta sobre cómo la/os investigadora/es en ECD definen el poder (las relaciones donde el poder es negociado, establecido, promulgado o ejercido) y qué estándares morales les permiten diferenciar entre uso y abuso de éste -una pregunta, que hasta el momento se ha mantenido sin respuesta (Billig, 2008). Gran parte de la investigación en ECD se interesa en diferenciar los modos de ejercer poder en el discurso y poder sobre el discurso en el campo de la política (Holzscheiter, 2005). Holzscheiter define poder en el discurso como las luchas de los actores sobre las diferentes interpretaciones de significado (2005, p. 69). Esta lucha por la ‘hegemonía semiótica’ se relaciona con la selección de ‘códigos lin- güísticos específicos, reglas para la interacción, reglas para el acceso al debate de construcción de significados, reglas para la toma de decisiones, para la toma de turno, apertura de sesiones, hacer contribuciones e intervenciones’ (2005, p. 69). El poder sobre el discurso se define como el ‘acceso general al escenario’ en contex- tos macro y micro (2005, p. 57), esto es, procesos de inclusión y exclusión (Wo- dak, 2007; 2009). Finalmente, el poder del discurso se relaciona con “la influencia de macro-estructuras de significado históricamente desarrolladas, de conven- ciones del juego de lenguaje en el cual los actores se encuentran” (Holzscheiter, 2005, p. 61) 8 . La influencia individual de actores podría contribuir a cambiar esas macro-estructuras. Sin embargo, vale tener en cuenta que, obviamente, las luchas de poder no siempre están vinculadas a un comportamiento observable. Michel Foucault se enfoca principalmente en ‘tecnologías del poder’: la dis- ciplina es un conjunto complejo de tecnologías del poder desarrolladas durante los siglos dieciocho y diecinueve. El poder, entonces, es ejercido con intención, pero no es una intención individual. Foucault parte de la base de lo que es co- nocimiento aceptado sobre como ejercer poder ( J ger & Maier, 2009; Wodak, 2011b). Él recomienda realizar un análisis del poder con una estrategia más bien funcionalista: en su análisis histórico en Surveiller et Punir (Foucault, 1975), 8 Holzscheiter se refiere al concepto ‘juego de lenguaje’ introducido por el filósofo Ludwig Witt- genstein en su influyente libro Investigaciones Filosóficas (Wittgenstein, 1967). Los juegos de lenguaje definen unidades de comportamiento social y comunicativo gobernadas por reglas y contexto-dependientes, dentro de las cuales todos somos socializados en nuestras respectivas culturas. Este concepto comprende la creación de significados verbales y no-verbales, es decir, todas las formas de semiosis.
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