Separar para construir. Análisis cualitativo de información
Análisis cualitativo feminista – 121 valor a las mismas protagonistas para poder construir sus relatos. Se abandona la pretensión de hablar “por” o a “nombre” de otras, para presentar “unas historias compartidas, pero no las únicas posibles” (Biglia y Bonet, 2009). Por ello y, en tercer lugar, con esta propuesta metodológica se intenta relevar diferentes voces productoras de conocimiento , de manera múltiple, conside- rando una conjunción de distintos saberes sociales y no sólo aquellos académicos. Esto se logra potenciando articulaciones político-epistémicas (Haraway, 1995) no sólo con saberes teóricos, técnicos y colectivos previos, sino con diferentes sujetos y agentes sociales, con el afán de abrir la producción de significados y po- tenciar críticas compartidas a formas dominantes en ciertos períodos históricos y determinados contextos sociales. En la investigación social más tradicional, se dan formas metodológicas que terminan arrogándose el privilegio de dar voz a ciertos colectivos sociales, o bien, de representar y hablar por esos colectivos (Ga- laz & Rubilar, 2016). Una articulación, de esta manera, “es la acción por la cual se establecen conexiones entre actores, conexiones que son siempre precarias, complejas y que se establecen estratégicamente, es decir, para conseguir ciertos propósitos” (Prieto, 2012, p.23). De ahí la importancia en esta propuesta metodológica, de resituar y reva- lorar a distintos/as agentes individuales y colectivos en su estatus dialógico con otros saberes académicos y teóricos, evitando reducirlos a la condición de “‘dato o variable’, sino convertido en sujeto de configuración compleja, en protagonista del acercamiento que desde las ciencias sociales quiere hacerse de la realidad so- cial” (Pujadas, 2004, p.47). Asimismo, como veremos más adelante, esto implica un proceso de conocimiento “recursivo”, rompiendo la producción lineal del sa- ber y relevando su carácter narrativo. De esta manera, en la práctica narrativa que se genera, la persona investi- gadora resulta una agente que facilita un proceso (Denzin & Lincoln; 2000; Virno, 2003) enlazando diversos saberes, lenguajes y críticas en la narrativa pro- ducida. Como señala Haraway, “las historias están necesariamente incrustadas en prácticas narrativas […] Las historias no son ‘meramente’ nada. Al contrario, las prácticas narrativas son una de las partes [...] de la semiosis de la creación- construcción de los conocimientos” (1997, p.125). Construyendo Producciones Narrativas Sin duda, generar una Producción Narrativa es un proceso de carácter recursivo: la textualización implica varios encuentros de discusión e interpelación mutua entre la persona investigadora que guía el proceso y la/s participante/s en torno
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