Separar para construir. Análisis cualitativo de información
Análisis cualitativo feminista – 119 des alternativas (Biglia & Bonet, 2009). Al alero de estos debates, a principios de los 2000 en Barcelona surge la pro- puesta de las PN como una forma de innovación metodológica realizada por el Grupo de Investigación Fractalidades en Investigación Crítica (FIC) de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ésta es definida como un dispositivo que permite recoger las visiones de las participantes sobre un determinado fenóme- no de estudio, siendo relevante la manera en que las personas comprenden el fenómeno en tanto que participantes de él. La metodología cuestiona los análi- sis tradicionales en ciencias sociales (Balasch & Montenegro, 2003), que tratan la palabra de los sujetos como un objeto que puede ser interpretado por el/la investigador/a para dar cuenta de lo que éste hace en el mundo. Por el contrario, las PN no recuperan las palabras de las personas, como ciertos análisis del dis- curso (Edwards & Potter, 1992; Íñiguez, 1997), sino que recogen la forma en que la persona quiere que su versión del fenómeno sea leída (Balasch &Montenegro, 2003). Así, afirman que dicha narrativa tiene valor epistemológico en sí mismo, ya que es una visión más del fenómeno, que dialoga con las de la investigadora y las de otros agentes, y que en su articulación pueden producir una comprensión compleja, situada y políticamente responsable de aquello que estudian. De esta manera, en esta metodología confluyen principios del pensamiento feminista y de los enfoques narrativos: asumir una objetividad parcial, un posicionamiento políticamente responsable y el carácter co-construido y productivo del conoci- miento (Troncoso et al., 2017; Schögunt, 2015; Esin et al., 2014). Principales fuentes epistémicas de las Producciones Narrativas Epistemológicamente, las PN surgen en el marco de posiciones críticas de las ciencias sociales (Montenegro, 2001) con bases socioconstruccionistas (Gergen, 2007; Ibáñez, 2001) y, como señalamos, haciendo eco especialmente de las crí- ticas epistemológicas feministas a la forma de construcción de conocimiento de las ciencias tradicionales (Haraway, 1995; Harding, 1987; Hesse-Biber y Leavy, 2007). En este método cualitativo se busca relevar, en primer lugar, la dimensión política que tiene la producción de conocimiento. Para ello, principalmente cuestiona la pretendida asepsia científica basada en la falacia de la “objetividad” (Galaz, 2009) y la desvinculación de las personas investigadoras de aquello inves- tigado; la idea de verdad única y universal sin considerar su construcción situada (Gergen, 1985); y la importancia de incidir con los conocimientos producidos en
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