Dificultades y estrategias en el trabajo de académicas e investigadoras en la Universidad de Chile. Una mirada desde la perspectiva de género

Considerando lo anterior, el aumento en la participación femenina en la aca- demia no ha significado necesariamente que las trayectorias educativas y laborales de hombres y mujeres sean similares (Hidalgo, 2008) y, por el contrario, la segregación que opera en el mercado laboral expresa diferen- cias significativas en cómo se desarrollan las actividades, ocupaciones y condiciones laborales a partir del género (Instituto Nacional de Estadística, 2018). Para profundizar sobre las brechas de género en el ámbito académico en la Universidad de Chile, el presente estudio parte de un fenómeno social más amplio, transversal e histórico: la división sexual del trabajo 2 . Este concepto consiste en la asignación de roles y responsabilidades en función del sexo, distinguiendo un área productiva, remunerada, pública y socialmente re- conocida reservada para los hombres, y otra reproductiva, no remunerada, privada y escasamente reconocida, relegada a las mujeres (Morton, 1970; Amorós, 2001; Federici, 2018). En particular, la academia consiste en un sistema de poder basado en el prestigio derivado de la productividad científica (Sisto, 2020), la cual delega a los académicos y académicas la construcción y autorregulación de sus trayectorias, instaurando una dinámica de competencia individual, cuestión que no es neutra en cuanto al género (Baeza y Lamadrid, 2019; Ríos et al., 2017; Mandiola et al., 2019; Reverter, 2021; Araneda-Guirriman y Sepúlve- da-Páez, 2021). Joan Acker (1990) plantea la existencia de organizaciones generizadas en las cuales las relaciones de género afectan desde lo estructural e institucio- nal hasta las relaciones cotidianas de sus miembros. La cultura organizacio- nal de la academia tiene un fuerte carácter androcéntrico que, velado tras discursos aparentemente neutros, objetivos y pluralistas, establece diversas “estructuras formales, representaciones simbólicas y prácticas no formales, 2- La división sexual del trabajo se sostiene en discursos de género que atribuyen a hombres características como la razón, la acción y la agresividad, mientras que las mujeres son asociadas a la maternidad, la dedicación y la entrega (Nash, 2006). De este modo, se justifica que estas últimas sean las encargadas de labores domésticas y de cuidado, entendidas como la gestión y la generación de recursos para el manteni- miento cotidiano de la vida, proveyendo el bienestar físico y emocional para satisfacer las necesidades de las personas (Arriagada, 2021). Así, a pesar de ser un trabajo fundamental para la reproducción de las condiciones de vida, es invisibilizado y poco valorado (Rodríguez, 2015). .11. Dificultades y estrategias en el trabajo de académicas e investigadoras en la Universidad de Chile Una mirada desde la Perspectiva de Género Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID) InES Género

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