Respuesta inicial de actividades silviculturales para recuperar bosques degradados de ñirre (Nothofagus antartica (G. Forst.) Oerst.) en la Norpatagonia chilena

10 regeneración de especies arbóreas del bosque original es escasa o no está presente. En ge- neral, se señala que los bosques degradados han perdido parte de la composición original de especies, su estructura, su productividad maderera y la capacidad de proveer servicios ecosistémicos (Donoso et al. 2013, Vásquez-Grandón et al. 2018). A nivel mundial se ha estimado que más de dos billones de hectáreas de bosques podrían haber sido desforestadas o degradadas (Minnenmeyer et al. 2011). En el ámbito nacional se ha estimado una superficie de 1.257.355 ha de bosque nativo que podría considerarse en estado de degradación (Cruz y Schmidt 2007). Sin embargo, esa estimación no considera varios millones de hectáreas de superficie de bosque, la que fue eliminada para la habilitación de terrenos para la ganadería y/o agricultura (Cruz y Schmidt 2007). Los bosques de la Nordpatagonia chilena (ubicados entre provincia de Palena y región de Aysén), especialmente dominados por especies del género Nothofagus , poseen una superficie alrededor de tres millones de hectáreas en estado de degradación. Esta zona fue severamente afectada por una serie de incendios provocados por el hombre durante la época colonizadora (entre 1930 y 1960), para la habilitación de terrenos para la agricultura y ganadería (Quin- tanilla 2005a, b). La mayor parte de estos bosques afectados por los incendios correspondían a bosques de lenga y ñirre (Quintanilla 2005a, b, Otero 2006). La mayoría de estos terrenos son de uso preferentemente forestal y pueden llegar a ser parte de proyectos de reforestación con especies nativas. Se ha documentado que actualmente la recuperación de estos bosques es muy baja, en la que grandes superficies presentan procesos erosivos importantes, tales como derrumbes, deslizamientos y rodados, con altas tasas de extracción de leña, y con invasión de especies introducidas como chocho ( Lupinus polyphyllus ), rosa mosqueta ( Rosa rubiginosa ) y retamo ( Cytisus monspessulanus ) (Quintanilla 2005a, b, 2008). Además, la resiliencia de estos bosques degradados está disminuida debido al lento proceso de regeneración natural (baja tasa reproductiva, germinativa y de establecimiento de plantas), en muchos casos producto de la baja disponibilidad de semillas, el ramoneo de herbívoros, el efecto desecante de los vientos de la zona (cálidos e intensos en el verano) y las bajas temperaturas invernales (Quintanilla 2008). En cambio, la superficie de bosques degradados en la región de Magallanes es menor, cuan- tificándose entre 160.000 (Cruz y Lara 1987) y 300.000 ha (Schmidt 1994) de bosques quemados, especialmente lenga y ñirre, la que resultó de la habilitación de praderas para uso ganadero (Navarro Cerrilo et al. 2008). A esta superficie, se debe agregar que entre 50.000 y 70.000 ha de bosques fueron floreados en el pasado (Schmidt 1994). Navarro Cerrilo et al. (2008) destacan que algunos bosques de ñirre, en la región de Magallanes, han experimentado en las últimas décadas un importante proceso de mortalidad y, la senescencia de estas masas boscosas estaría mayoritariamente afectada por la supresión del fuego y el aprovechamiento ganadero intensivo que impide la regeneración. En la región de Santa Cruz en Argentina, los bosques degradados de ñirre representan el 16,7% (26.598 ha) y se ha estimado una pérdida de superficie de bosques de ñirre en 1.830 ha (Peri y Ormaechea 2013).

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