Memorar al Porvenir. Foro de las Artes 2023

159 Nuestro objetivo es reflexionar sobre la triple condena que enfrentan las mujeres madres en la cárcel: la condena penitenciaria; la condena social, por la imposición de ser “madres ejemplares” donde la delincuencia no tiene cabida y la condena personal, por el sufrimiento que implica estar separadas de sus hijos durante años. Los afectos son una forma de resistencia a la condena carcelaria y a la violencia institucional a la que están sujetas algunas mujeres que tuvieron que enfrentar la marginalización y la pobreza desde que nacieron. Según cifras de Gendarmería de Chile, el 91% de las mujeres privadas de libertad son madres, de ellas la mayoría crece en contextos de pobreza y son también las jefas de hogar, y desde su rol de sostenedoras, muchas encuentran su sustento a través del microtráfico o hechos delictivos relacionados. Vivimos en una cultura latinoamericana donde la madre es la principal figura de sostén de la familia y este sistema punitivo no considera los efectos a largo plazo de su ausencia en el espacio doméstico. Como en algún momento de la historia se hizo imperativo incorporar a las demandas feministas cuestiones como la clase y la raza, ahora más que nunca, es crucial integrar a la discusión a las mujeres que han tenido conflictos con la ley, aquellas que históricamente han sido estigmatizadas como “malas madres”. Hace un tiempo una de nuestras compañeras nos dijo: “Nosotras también nos sentimos presas políticas, porque desde que nacimos hubo un Estado que nos abandonó”. La libertad de representar una reflexión a propósito de la película Malqueridas

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