Memorar al Porvenir. Foro de las Artes 2023

131 la incomodidad busca dignidad, cuando su ausencia la define y cuando sus acciones la coartan. Y cuando las palabras comienzan a naufragar, y el contexto político se polariza, fueron apareciendo nuevas imágenes, nuevas sensibilidades en torno a la constitución y su dignidad, a la pandemia y sus secuelas, al hecho de hacer arte como una operación material y no lingüística. Como si se tratase de un elástico —que siempre vimos laxo, y que de pronto se estira hasta su límite— la dignidad y su extrañeza se convirtieron en personajes de un relato fragmentado, donde la cultura visual se podía desplegar como un ruido de fondo. En un mundo donde todo está diseñado, representar un paisaje para los ojos es muy diferente a presentar un despaisaje para los cuerpos. Y los cuerpos presentes en la muestra no serían los nuestros, los de les autores, sino de intérpretes extraños y dignos. Quizás en una alegoría deleuziana de la negación del paisaje se hace posible repensar lo extraño y lo digno, y allí un pie forzado, una rúbrica para transitar ese espacio de significación que una exposición se permite provocar, convocando para evocar los límites de un lugar que jamás debió existir, y que por esa misma razón, se repliega de las palabras. El carbón y el hielo, materiales con los que se arma la instalación “La Extraña”, son materiales para un parque deshumanizado. Si bien es tópicamente hermoso tomar fotos de un bosque, no es precisamente hermoso hacerlo de un bosque incendiado y con un árbol de hielo. Más aún, cuando hemos tenido varios años seguidos de incendios de gran magnitud, los cuales indican la brecha que existe entre esa dignidad integral del ecosistema y las formas en que lo intervenimos, entre el habitar un lugar y especular con su explotación. La estética del desastre, esa estética de la crisis constante, pareciera ser hoy en día la estética a secas, y no somos más que las víctimas de ese decorado Extraña Dignidad

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=