Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes
El abedul en tierra yerma – 45 Fuera de su hábitat natural, los ind genas eran enjaulados y expuestos en la misma categor a que los animales en tres dispositivos desplegados: las exposicio- nes o ferias universales, los teatros de variedades y las exposiciones antropozoo- lógicas o zoológicos humanos. En las primeras exposiciones se muestran a los grupos nativos convertidos en bienes de consumo junto a aquellas especies pertenecientes al reino animal y a la producción agr cola y ganadera de su zona en un claro intento por acentuar los beneficios de la colonización. En 1911 en el Jard n de Aclimatación de Roma se exhiben animales y “grupos etnográficos” ya ajenos a su autenticidad origi- nal y convertidos en curiosidad folclórica (Báez y Mason, 2006). La segunda modalidad, el teatro de variedades, consist a en la muestra de los sujetos como un espectáculo de carácter monstruoso y carnavalesco. Abundaban los enanos y los gigantes, además de rarezas exóticas como el hombre elefante y la mujer barbuda. Los ind genas de la Patagonia austral no fueron expuestos mayormente en este formato (Báez y Mason, 2006) y aunque se intencionó mostrarlos como “can bales”, esta estrategia no generó los resultados esperados para sostener el es- pectáculo. Por último, la exposición antropozoológica, que deriva de los primeros zoo- lógicos de animales en Europa, buscaba acercar al público el conocimiento de la variedad de especies “animales”. La idea es replicada por el Jard n de Aclimata- ción de Par s que realiza su primera exposición humana en 1877. Dos años des- pués, en una nueva exposición, 11 selk’nam serán exhibidos en los alrededores del recinto. Son los capturados por el ballenero Maître, quien además los exhibe en Par s, Londres y Bruselas. Del grupo “[s]ólo seis regresaron con vida” (Báez, 2009:10) a la Patagonia. Los que mueren, y los que los seguirán después, sucum- ben al fr o y a la indigestión por consumir alimentos podridos o crudos; algunos mueren por enfermedades venéreas. Para ese entonces, los salesianos hab an abierto las puertas de sus misiones reduccionales en San Rafael (1888) y Buen Pastor (1898) –ambas en isla Daw- son− y Nuestra Señora de la Candelaria (1893) en R o Grande. Con el ánimo de demostrar los avances que la fe estaba haciendo en los ind genas, env an al sacer- dote José Mar a Beauvoir a Génova junto a un grupo de nuevos conversos nati- vos para presentarlos en la Exposición Misionera de 1892 que celebra el Cuarto Centenario del Descubrimiento de América. Los religiosos no están ajenos a la moda del formato de exhibición. Las misiones anglicanas, previas a las católicas, se emplazan en Tierra del Fuego y funcionan con carácter reducccional desde la llegada al estrecho del pastor Allen Gardiner en 1844. George Pakenham Despard busca más adelante
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