Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes
El abedul en tierra yerma – 41 Estrecho de las Once Mil V rgenes o Estrecho de los Patagones. Son los prime- ros en ejercer la acción genocida contra los ind genas al capturar o raptar a unos cuantos con la finalidad de llevarlos a España: pero viendo que era dif cil apresarlos por la fuerza, usó el artificio siguiente: dioles gran cantidad de cuchillos, espejos y cuentas de vidrio, de tal manera que ten an las manos llenas; en seguida les ofreció dos de esos anillos de hierro que sirven de prisiones, y cuando vio que deseaban mucho poseerlos (porque les gus- ta much simo el hierro) y que por lo demás no pod an tomarlos con las manos, les propuso ponérselos en las piernas a fin de que les fuera más fácil llevárselos: consintieron en ello y entonces nuestros hombres les aplicaron las argollas de hierro, cerrando los anillos de manera que se encontraron encadenados. Tan pronto como notaron la supercher a, se pusieron furiosos, soplando, aullando e invocando a Setebos, que es su demonio principal, para que viniese a socorrerlos. (Pigafetta, [1550] 1970: 26). Este rapto se repite como eco en los siglos posteriores. Uno de los casos más emblemáticos es el del yagán Jemmy Button, capturado por el capitán inglés Ro- bert Fitz-Roy en su nav o Beagle. Tres kawésqar lo acompañan a bordo, Fuegia Basket, York M nster y Boat Memory, bautizados as por la tripulación. En el segundo viaje del Beagle a la zona, entre 1831 y 1836, participa el naturalista Char- les Darwin quien redacta su teor a evolutiva observando a los tres ind genas que son devueltos a las costas magallánicas. Del cuerpo de Boat Memory, muerto en Inglaterra, nada se sabe… tal vez se encuentre en algún museo británico. De esta forma, la metáfora del abedul hacia la tierra yerma se asoma con los adelantados descubridores. Capturas como la de Magallanes y Fitz-Roy avalan la toma de posesión del territorio. Con la última se asoma igualmente el genocidio: en el siglo XIX una amplia parte de la población ind gena fue eliminada, precisamente en un periodo apro- ximado de 75 años, aunque el periodo más cruento se cierne entre los años 1880 y 1920. Indico estas fechas porque a mi parecer encuadran una serie de aconteci- mientos decisivos para la sobrevivencia de los ind genas. Por un lado, la funda- ción de las primeras estancias ganaderas en los territorios de caza ind genas, otra toma que ratifica el acto de poder, esta vez más evidente con el levantamiento de alambradas que les cortaron el paso. Por el otro, el cierre de las misiones reli- giosas; recintos que en gran medida se sosten an con la mano de obra ind gena −barata, por no decir gratuita− y que, dado el alto número de decesos entre las distintas etnias ind genas recluidas, debieron cerrar sus puertas definitivamente
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