Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes
Huellas Fueguinas en el estrecho de Magallanes – 31 Todas las actividades de los ind genas eran organizadas por los Salesianos, quienes ten an funciones asignadas para cada miembro de la misión según su edad y género. Para convocar a los ind genas a realizar las actividades, se utilizaba la campana instalada en la capilla, que a través de campanazos comunicaba el inicio y término de la jornada diaria. Odone señala que: Para las mujeres el d a también comenzaba con el toque de la campana, y a las seis o siete de la mañana. A partir de las 9 de la mañana, ten an que hacer las reglas higiénicas del baño y peinado. (op. cit.: 374). No se cuenta con antecedentes exactos que permitan reconocer el horario de trabajo de los hombres, aunque s es posible determinar que la jornada laboral habr a estado organizada en función de tres modos de marcar el inicio y término de ella. Reflexiones finales Para concluir con este breve análisis histórico patrimonial, les invito a retomar la discusión con respecto a la re-interpretación patrimonial de los objetos que actualmente se presentan como un patrimonio ind gena, pero bajo la potestad (y propiedad) de instituciones occidentales: La Congregación salesiana se ha hecho acreedora con creces, al reconocimiento general de las autoridades, de la Comunidad y del medio cient fico, al mantener un centro museográfico, que por sobre todo, es una expresión magn fica del es- fuerzo y del celo merit simo de los misioneros y sus continuadores, por la preser- vación de un legado valioso y en algunos casos único. (Lausic, 1992:14). En la actualidad existen descendientes de los Fueguinos que estuvieron bajo la tuición eclesiástica en isla Dawson, pero no tienen derecho a recuperar lo poco y nada que quedó de sus ancestros. Fonseca (2010:39) realiza una intere- sante reflexión sobre el cierre misional: “A estos últimos nativos de la isla chilena de Dawson, no los declaró el gobierno de Chile”, lo que nos da una señal de la importancia que ten an estos ind genas para las autoridades de la época. Los supervivientes que se adaptaron fueron enviados a la misión La Candelaria (Ar- gentina), o bien fueron introducidos a la colonia magallánica en la servidumbre. Por el contrario, sus vestigios culturales fueron repartidos a diversos museos del
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