Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes

Me debo vengar completamente de esa gente. Yo mismo iré allí don- de su choza. Pronto llegó una ballena. De inmediato se acercaron muchas personas con sus cuchillos. Todos estaban muy contentos de encontrar nuevamente tanta cantidad de carne en ese lugar. Al- gunos se llevaron inmediatamente grandes pedazos, para almace- narlos en agua de pantano. Toda la gente estaba realmente muy contenta. Comían sin cesar. Pero uno de los hombres aún no había comido nada de la grasa, pues estaba ocupado cortando pedazos para las demás personas. Por fin cortó también un pequeño trozo para sí mismo, pues primero quería probar su sabor. Pero cuando comenzó a dividir el trozo por el medio, éste creció más y más en sus manos. El hombre se sorprendió sobremanera por ello. Algunas otras personas también lo habían visto y quedaron muy sorpren- didas. Después, el hombre comió del pedazo de carne, y le gustó mucho. Nuevamente uno de los hombres pidió un trozo de grasa. El distribuidor le dio ese pedazo, pero no se lo colocó suavemente en la mano, sino se lo arrojó. En su trayectoria, ese trozo se movía como a saltos y dio de lleno en un ojo de ese hombre. El pedazo golpeó con tanta fuerza su cabeza, que aquél quedó tendido en el suelo y mu- rió al poco tiempo. Ahora los pedazos también comenzaron, repen- tinamente, a moverse y a saltar. Con gran violencia chocaban con- tra la gente y les propinaban fuertes golpes. Los golpeados caían al suelo y morían al poco tiempo. Cuando toda esa gente estaba tirada en el suelo, todos estos pedazos de grasa regresaron hasta donde estaba la ballena. El enorme animal se recompuso completamente y se arrastró hasta el mar. Inmediatamente regresó a nado hasta el lugar donde vivía el viejo Elnkáiyink. Éste se despertó. Quedada- mente dijo a su hijo: “Aquella gente está ahora toda muerta. ¡La venganza ha sido total para mí y para tí!. Mart n Gusinde "El mundo espiritual de los selk'nam (La venganza de Elankaiyink)"

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