Magallanes 1520-2020: historias, pueblos, imágenes
Margen, reclusión, límite y aislamiento – 349 este posicionamiento diferente: Armando escrutó el rostro de los presos. “¡Qué desgraciados! −pensó− Pobres infelices, atrapados en el fin del mundo, soportando este clima hostil que cada d a nos manda algo nuevo desde el cielo, trabajando por un plato de comida y un poco de calor, pobres…”. Casi como él… (36-37). El personaje asume al sistema penitenciario como castigo necesario por los cr menes cometidos, pero vislumbra que no es necesario ni el maltrato ni los golpes pues la desolación y el fr o son suficientes motivos de expiación, incluso para él mismo por la infidelidad cometida. As , espacio y cárcel se consideran sinónimos. La existencia del presidio como factor determinante en el origen y desarrollo de la ciudad es un acontecimiento real que se narra y se figura de una manera particular. Hayden White (1992), en su preocupación por las maneras de na- rrativizar la historia, recurre a la teor a de la tropolog a y distingue una serie de elementos, entre ellos, la sinécdoque. Siguiendo a Hegel, el autor entiende que “un análisis de cualquier producto derivado de la cultura revelar a la “esencia” del todo, por as decirlo “microscópicamente”, al modo de una sinécdoque” (199). En este sentido, podemos pensar que en los relatos la cárcel representa el todo, es decir, la isla, el fin del mundo. Diferente es la propuesta de “El viejo de los perros” de Nicolás Gerardo Romano pues la naturaleza ocupa un lugar central que determina a los sujetos y representa al espacio “más Austral” (55). En este cuento, los personajes están consustancialmente ligados a la naturaleza al punto de que “Isolina se fue con la nieve, ingrávida, silente como un copo al caer, con sus dos ojos blancos que sólo pod an mirar hacia adentro” (57). La precariedad de la vivienda se une a la hosti- lidad del ambiente para configurar un personaje, cuya principal caracter stica es la soledad. La descripción del espacio comparte los rasgos y tonos ya descriptos anteriormente. Pero la representación se asocia al aislamiento humano. Los úni- cos compañeros posibles que comprenden al sujeto que habita este espacio, son los perros. El viejo pasa a ser parte inherente de ella hasta su muerte que sólo los perros pueden percibir. Desde entonces es ya parte integral del territorio. Aunque ancladas en un tiempo espec fico, las figuraciones del espacio como cárcel, reclusión o encierro que se inscriben en estos relatos se mantienen y se reproducen en otros como “La tierra está por dar a luz” (Dexter Leal) y “140 ca- racteres” (Carlos Abel Zampatti). Si bien, en ellos no se explicita una referencia temporal, diversos elementos que describen las ciudades permiten ubicarlos en
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=